El fin de la era Mubarak desnuda una precaria democracia con tres líderes absolutos en el poder
Por Roberto Aguirre Blanco, de la redacción de Asteriscos.TvEn el último medio siglo de historia de la República Árabe de Egipto se han sucedido sólo cuatro presidentes, tres de ellos como líderes absolutistas, en este país y en el caso de Muhammad Hosni Mubarak con una permanencia de 29 años y ocho meses en el poder.
Desde el inicio del período republicano instalado en 1953 pasaron por la presidencia cinco dirigentes, dos de ellos en forma transitoria y por pocos meses.
El primero fue Muhammad Naguib asumió en 1953 y repitió en 1954, pero quien gobernó con absolutismo fue el jefe del Consejo Revolucionario Gamal Abdul Nasser, el padre de la nueva patria egipcia quien se mantuvo en el poder hasta 1970, saliendo airoso de varios complots y golpes de estado.
En una historia que se repetiría en estos casi 60 años de historia de ese país, en medio de los conflictos con Israel de las décadas del sesenta y setenta, Nasser eligió a dedo a su sucesor, y el delfín su el recordado Anwar as Sadat.
El período de Sadat se caracterizó pro una nueva guerra con Israel en 1973 y la búsqueda de una posición de paz que tuvo como gran gestor a Los Estados Unidos que se materializó en 1977 con la firma de un tratado de paz de Camp David, que tuvo como garante al ex presidente James Carter.
A partir de allí, Egipto tomó el rol estratégico en la zona de medio oriente para Estados Unidos, en los tiempos calientes del terrorismo palestino y el nacimiento del islamismo como fuerza de poder en Irán.
Sin embargo, a pesar de gozar de este prestigio internacional, en un escenario interno de poder absolutista y una democracia disfrazada, Sadat fue asesinado en mayo de 1981 por un grupo de radicales musulmanes que lo acribillaron durante un desfile militar.
Ese asesinato fue un terremoto político internacional y allí el gobierno de Estados Unidos movió sus piezas diplomáticas para garantizar una sucesión en sintonía con las necesidades de la potencia en medio de la difícil situación en medio oriente y la guerra entre Irán e Irak.
Sin dudar, el reemplazante fue el vicepresidente en ese momento el ex jefe de la Fuerza Área de Egipto, Muhammad Hosni Mubarak, quien asumió, a dedo, en ese cargo en 1975.
Mubarak asumió tras una transición de unos meses donde gobernó interinamente Sufi Abu Talib y luego le dejó el cargo a Mubarak quien se mantuvo también en Democracia de escenografía durante tres décadas y ganó las elecciones de 1987, 1993, 1999, 2005 y 2010, casi sin oposición.
La carrera de Mubarak se inició en los años cincuenta cuando ingresó a la Fuerza área de Egipto y se convirtió en piloto de combate, para llegar en 1967, a la jefatura de la fuerza y participar en las batallas contra Israel en ese año y luego convertirse en el estratega de la Guerra de Yom Kippur.
Como presidente de Egipto fue un dirigente muy inteligente para garantizar la paz en la región y un aliado muy importante de Estados Unidos que hizo la vista gorda ante los procesos electorales irregulares de la gestión de Mubarak.
Sin embargo, luego de los atentados de las Torres gemelas en 2001 se bajó desde la potencia estadounidense un mensaje de mayor claridad en estos procesos para evitar la radicalización de los grupos musulmanes que piden espacios de poder.
De todas maneras en 2005 Mubarak, en nombre del histórico partido Nacional Democrático, volvió a ganar en "forma categórica" y en noviembre de 2010 triunfó en primera vuelta de los comicios parlamentarios, que fueron declarados "viciadas", según fuertes grupos opositores. Este punto dio comienzo a la crisis que terminó estallando en enero de 2011.
En esa oportunidad, hubo episodios violentos, manifestaciones y acusaciones de fraude marcaron ayer la primera vuelta de las legislativas en Egipto, donde el partido del presidente Hosni Mubarak pretende reforzarse frente a la oposición islamista, a un año de las presidenciales.
Mubarak tenía previsto presentarse a las elecciones presidenciales de 2011 y completar 30 años de gobierno y pensar ya en una sucesión en donde el elegido, democráticamente, era el hijo mayor del mandatario de Egipto.