El respetado director de "Los puentes de Madison" y "Million Dollar Baby" vuelve con una historia sobre gente que debe enfrentar la muerte y lo que podría haber más allá
Por Sebastián Martínez
Pese a que se ha escrito una enorme cantidad de análisis sobre su obra, el viejo y buen Clint Eastwood sigue siendo un director escurridizo. Para algunos es uno de los pocos "autores" que Hollywood aún puede exhibir. Para otros, no es más que un hombre con mucho oficio y algo de sensibilidad, pero que no aporta nada demasiado nuevo al cine actual.
Pero, más allá de las diferencias, casi todo el mundo se ha rendido alguna vez ante uno de los más de 30 filmes que Eastwood lleva rodados como director. Entre tanta oferta, hay quienes prefieren el western "Los imperdonables", los que optan por el melodrama de "Los puentes de Madison", los que se inclinan por la trágica "Million Dollar Baby", los que eligen la jazzística "Bird" o la comedia "Jinetes del espacio" o la bélica "Cartas desde Iwo Jima". Y si ninguna de éstas le gustase, hay otras 25 para elegir.
El asunto es que Eastwood no afloja el pulso y ahora nos presenta "Más allá de la vida", un extraño drama sobre la muerte y algunas de sus derivaciones. Protagonizado por Matt Damon, Cécile De France y los jóvenes mellizos Frank y George McLaren, con apariciones secundarias de Bryce Dallas Howard, y Thierry Neuvic, el filme muestra tres historias paralelas (y finalmente convergentes) de gente que debe lidiar con la muerte o sus manifestaciones.
Por un lado, una exitosa periodista de la televisión francesa (Cécile De France) se encuentra descansando junto a su amante en algún lugar de la Polinesia y, mientras compra regalos en un mercado local, la sorprende el tsunami más devastador de la historia. Ella sobrevive a duras penas, pero la catástrofe la confronta con alguna manifestación del más allá, un vistazo de lo que ocurre después de la muerte. Y esta experiencia la transforma y, de algún modo, le complica la vida.
El segundo hilo narrativo tiene en su centro a un psíquico (Matt Damon), que ha decidido dejar de lado la posibilidad de explotar comercialmente su "don" (o "maldición", según se vea) de comunicarse con los muertos. El hombre intenta rehacer su vida normalmente en San Francisco, trabajar en una fábrica, aprender a cocinar, conocer a una mujer, pero su "habilidad" vuelve una y otra vez a ponerse en el centro de la escena.
La tercera historia, quizás la más lograda del filme, tiene como protagonistas a dos gemelos londinenses de unos 12 años (Frank y George McLaren), hijos de una mujer alcohólica y drogadependiente, a la que todo el tiempo "cubren" para que no se los lleve la asistencia social británica. Hasta que un día uno de ellos muere atropellado en la calle, y el otro queda completamente solo.
Ahora bien, ¿qué ha hecho Eastwood con estas tres historias? Lo primero que deberá decirse de Eastwood es que sabe filmar con una corrección que, de tanto en tanto, alcanza cotas de gran talento en lo que hace a la construcción de climas. Lo segundo que debe aclararse es que (casi todas) las películas de Eastwood son, pese a su exaltada emotividad, tremendamente honestas. No suele haber golpes bajos, no hay exageraciones, no hay frases fuera de lugar, pomposas o altisonantes. Y todas esas virtudes pueden encontrarse aquí nuevamente.
Pero lo cierto es que ni las historias de "Más allá de la vida" son tan interesantes, ni el tratamiento de un tema tan revisado como la vida después de la muerte es realmente original. No obstante, no es que Eastwood haya perdido la brújula. Sigue siendo el mismo director de siempre. Sólo que esta vez no tuvo suerte con el material que llegó a sus manos.
Y es que Eastwood es, a su modo, un "autor", pero no en el sentido europeo (que sí se le puede otorgar a Woody Allen o al desparejo González Iñarritu), ni tampoco en el sentido del Hollywood actual (como podrían ser David Fincher, los hermanos Coen o, incluso, James Cameron o Steven Spielberg).
Eastwood es más bien un "autor" en el sentido en que Hollywood le daba hace 50 años. En la línea de los John Huston, los Billly Wilder, los Frank Capra. Un hombre que sabe tomar los elementos que están a disposición de cualquier otro, y hacer mejores películas. Pero no películas que rompan el molde, sino historias (a veces mejores, a veces peores) que le va acercando la industria y que él transforma en obras dignas. Algunas de ellas serán, incluso, memorables. "Más allá de la vida" quizás no lo sea.