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21 de noviembre de 2024
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Antes de irse, el estadista Lula le hace el trabajo sucio a Dilma
El presidente de Brasil ordenó tomar el control de la villa más grande de América Latina, "La Rocinha", refugio de las redes más violentas del narcotráfico
5 de diciembre de 2010
En una lección de alta política, Lula Da Silva demostró por qué deja la Presidencia del Brasil por la puerta grande, ya que le está haciendo a su sucesora Dilma Rousseff, el trabajo sucio de retomar el control de la villa más grande de América Latina, la favela La Rocinha, bajo control del narcotráfico.

La policía y las fuerzas militares esperan la orden de las autoridades para ingresar en Rocinha, la favela más reconocida de Río de Janeiro.

La semana pasada dieron un fuerte golpe en un complejo cercano: Alemao.

El fin de semana pasado la policía brasileña y el cuerpo militar, intervinieron Complexo do Alemao, conformado por 12 villas de emergencia, luego de que se escondieran allí varios centenares de narcotraficantes.

En declaraciones al diario O Globo, el jefe de la Policía Civil (de investigaciones) de Río de Janeiro, Allan Turnovski, dijo: "Ya tenemos información suficiente sobre cómo entrar en las favelas Rocinha y Vidigal, y cómo ocuparlas" y agregó que si la decisión fuera tomada mañana, está todo planificado, "hasta sabemos por dónde vamos a entrar".

Por su parte, el gobernador de Río de Janeiro, Sérgio Cabral y el ministro de Defensa brasileño, Nelson Jobim, anunciaron ayer sábado un acuerdo sobre la articulación de la policía y las fuerzas armadas en la lucha contra el narcotráfico en las barriadas pobres de esta ciudad.

El director de seguridad pública de Río, José Beltrame, se mostró modesto pero claramente emocionado el pasado domingo luego de que la policía y soldados tomaran control del Complexo Alemao, compuesto por unos 12 vecindarios pobres.

Por décadas, ha sido el principal centro del grupo narcotraficante más grande de Río, el Comando Rojo. "El Alemao era el corazón de la maldad", dijo Beltrame.

Pero el funcionario enfatizó que su programa de dos años para expulsar a las pandillas de los vecindarios empobrecidos de la ciudad y reemplazarlas con puestos permanentes de control de la policía, está apenas empezando.

Beltrame había dicho la semana pasada que estudiaban la siguiente favela que será invadida por la policía: Rocinha, un enorme conglomerado de ranchos y calles laberínticas.

El funcionario no especificó cuando tienen planes de arrebatarle a Rocinha al grupo narco que la controla, pero se mostró confiado y decidido en que caerá.

"Criminales sin una casa, criminales sin armas, criminales sin territorio, criminales sin dinero son mucho menos criminales que antes", un sonreído Beltrame le dijo a reporteros. "No hemos ganado la guerra, pero hemos ganado una batalla difícil e importante".

El director de seguridad pública habló unas cuantas horas después de que 2.600 policías y soldados ingresaran en Alemao al amanecer, apoyados por equipos blindados, helicópteros e incluso algunos tanques.

En dos horas, las autoridades cantaron victoria, diciendo que habían tomado el control del distrito de 85.000 residentes con poca resistencia.

Se trató del avance más significativo hasta el momento en el plan para sacar a las pandillas de sus bases de operaciones en cientos de barrios pobres, muchos esparcidos a los largo de las colinas que dan a las famosas playas de Río.

El programa está en parte motivado por la necesidad de lograr que los extranjeros se sientan seguros durante los últimos encuentros de la Copa Mundial del 2014 y para los Juegos Olímpicos del 2016, las cuales el gobierno quiere sean una muestra del surgimiento de Brasil como una creciente fuerza mundial.

Alemao era un objetivo clave porque se encuentra asentada al lado de la autopista que conecta a gran parte de Río con el aeropuerto internacional.

Rocinha, la siguiente favela en la mira, está en una vía que conectará a los principales lugares de los Juegos con el resto de la ciudad.