El equipo argentino estuvo cerca de conseguir por primera vez la Copa Davis. Sin embargo, como hace 25 años, la suerte le fue esquiva. La revancha está cerca
Por Diego ProvenzanoSi alguien proponía firmar un papel donde Acasuso quedaba en la posición inmejorable que tenía en esa última pelota en el estadio Olímpico de Moscú, en un quinto punto y llevando a Marat Safin a tie break, cualquiera hubiera firmado.
Pero los caprichos del destino quisieron que muriera en la red y la Copa Davis, por segunda vez en la historia, se escurriera de las manos argentinas como hace 25 años en Estados Unidos.
Rusia fue un justo ganador, que necesitó de ese escenario para vencer a un carismático equipo argentino, que superó sus aspiraciones y demostró una vez más, que puede ganar en cualquier superficie y ante cualquier rival.
En primer turno de la tercera jornada, David Nalbandian derrotó a Nikolay Davydenko por 6-2, 6-2, 4-6 y 6-4, pero después, Marat Safin puso toda su experiencia en el court y le ganó a José Acasuso por 6-3, 3-6, 6-3 y 7-6 (5).
El viernes, Davydenko había abierto la serie con su victoria sobre Juan Ignacio Chela, y Nalbandian había pasado por arriba a Safin con una demostración de tenis, para quedar 1-1.
Llegaba el dobles, denominado por los integrantes de los dos planteles como el punto clave, y allí, con una gran actuación de Dmitry Tursunov -junto a Safin-, la dupla rusa superó 6-2, 6-3 y 6-4 a los cordobeses Nalbandian y Agustín Calleri.
Un cuarto de siglo debió pasar para que la Argentina volviera a estar tan cerca de ganar la Copa Davis, pero en condiciones totalmente distintas.
Con un equipo unido, que hizo olvidar a toda la gente los rumores de pelea durante la semana y que hizo madrugar a todo un país, fue encontrando regularidad con el correr de los partidos.
El panorama era complicado de cara a la última jornada, pero se sabía, que estando la chance, los argentinos no la dejarían escapar fácilmente.
Por eso, Nalbandian salió con todo desde el primer punto del partido frente a Davydenko, cuya actuación había quedado en deuda después de la victoria sobre Chela.
Desplegando un gran tenis, el unquillense se llevó con autoridad los dos primeros parciales por 6-2, para que los 500 hinchas argentinos se hicieran sentir como locales en el estadio.
"Me quedé un poco más pasivo, esperando el error y él empezó a jugar un poco mejor", comentó al final del encuentro David, sobre el bajón del tercer set.
Allí, Davydenko evidenció una mejoría en su juego, aunque Nalbandian seguía expectante, pero el ruso descontó con un peleado 6-4.
La entereza del cordobés volvió a aparecer en el cuarto capítulo, sin dejarse amedrentar por el ensordecedor griterío de las casi 11 mil personas que casi llenaron el estadio.
En el cuarto game de ese set, el "Androide" hizo cuatro errores consecutivos para regalarle el empate en el tanteador a David, que salió agresivo y a "comerse" al ruso en el octavo game.
Era el momento para apretar a Davydenko y conseguir la diferencia con buenos tiros desde el fondo de la cancha, quedando un panorama inmejorable: 5-4, con su saque.
Generó los errores de Davydenko y quedó doble match point, momento en el que estuvo cauto, cuidó la pelota, que el ruso finalmente dejó clavada en el medio de la red para desatar el festejo "albiceleste".
La hazaña volvía a tener el 50 por ciento de posibilidades, y ahora se dependía de la regularidad de Acasuso, además de esperar cómo estaría Safin con el saque.
Con los vestigios de la gran victoria de David, y con la idea de poder entrar en la historia grande del tenis argentino, Acasuso ilusionaba y se ilusionaba.
Safin, inmutable como siempre, empezó muy derecho con el servicio, y tratando de pisar el acelerador al máximo para aprovechar el entendible nerviosismo de "Chucho".
Y así fue como llegó el quiebre en el segundo game, diferencia que se mantendría en ese primer set, que quedó para el anfitrión por 6-3.
En el segundo, Acasuso subió el porcentaje de primeros saques y fue paciente para esperar la oportunidad, la cual aprovechó en el sexto game, con un passing paralelo.
El comienzo del tercero fue similar al inicial, aunque un quiebre en el séptimo game de "Chucho", parecía devolverlo al partido, pero eso no pasó y Safin volvió a sacar diferencias con un 6-3.
La paridad llegó en la cuarta manga donde hubo que ir a tie break para definir el ganador, y Safin justo anduvo derecho con el saque.
"Jugó un gran partido, aunque le faltó un poco de experiencia para revertir el resultado", explicó Safin una vez consumada su victoria por 7-5 en "los penales del tenis".
Argentina demostró una vez más que tiene con qué ilusionarse para, en un horizonte no muy lejano, lograr por primera vez en su historia la Copa Davis.
Otra vez la frustración, otra vez la tristeza, otra vez la impotencia, todos adjetivos que pueden cuadrar tranquilamente, en este final de temporada casi perfecto, de un equipo que mereció un poco más.