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9 de abril de 2025
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Presupuesto: ya investigan las presiones sobre 12 diputados
Dos legisladoras de la oposición denunciaron ofrecimientos indebidos para cambiar su voto sobre el Presupuesto. Otros 10 contaron historias similares
12 de noviembre de 2010
Las diputadas Cynthia Hotton (Valores para mi País) y Elsa Alvarez (UCR) no habrían sido las únicas que recibieron presiones y ofertas del oficialismo para que facilitaran la aprobación del proyecto de ley de presupuesto 2011, en la más escandalosa sesión del año de la Cámara de Diputados.

Fuentes de distintos bloques opositores, que solicitaron estricta reserva, dijeron a LA NACION que al menos siete diputados del peronismo disidente y otros tres legisladores de la UCR, estos últimos conminados por sus gobernadores, fueron también presionados por operadores del máximo nivel del Gobierno.

La oposición está decidida a indagar los alcances de este escándalo: propondrá que la Comisión de Asuntos Constitucionales se reúna cuanto antes, seguramente la semana próxima. El oficialismo, por su parte, redoblará su apuesta: el jefe del bloque, Agustín Rossi, confirmó a LA NACION que convocará a una nueva sesión especial, el miércoles próximo, para insistir en la aprobación del presupuesto, sin modificar un ápice el texto enviado por el Poder Ejecutivo. La jugada es propiciada por la presidenta Cristina Kirchner, que ayer siguió atentamente la discusión desde Corea del Sur, donde participa de la cumbre del G-20, y se contrarió con el desenlace.

De esta manera, el kirchnerismo pretende revertir el duro revés, cuando fracasó en su intento de aprobar la iniciativa. La oposición, por 117 a 112 votos, impuso el criterio de que el dictamen volviera a ser revisado en la Comisión de Presupuesto y Hacienda, para intentar acercar posiciones, lo que ayer se vislumbraba muy difícil. Tanto es así que en el oficialismo se anticipa que, de no alcanzar el quórum o la mayoría suficiente de votos, acusará a la oposición de pretender debilitar la gestión de la Presidenta. Ayer ya empezó a instalar ese mensaje, y lo acompañó de una rotunda desmentida de las denuncias de presiones indebidas.

El proyecto de ley de presupuesto se convirtió, así, en el eje de la más dura pulseada entre el oficialismo y la oposición en lo que va del año en la Cámara baja. El kirchnerismo insistía en que la oposición, que tiene mayoría en el cuerpo, no podía imponerle al Gobierno un presupuesto alternativo.

"El plan de gobierno es el que fija la Presidenta; en ningún país del mundo se ha visto a un gobierno regido por un presupuesto opositor", agitó Rossi hasta el cansancio.

El arco no oficialista había propuesto dos dictámenes que, si bien difieren en algunos aspectos, coinciden en dos puntos básicos que irritan al Gobierno: en primer lugar, advierten que el oficialismo oculta excedentes tributarios por alrededor de 40.000 millones de pesos, mediante la subestimación de los índices de crecimiento y de inflación (el Poder Ejecutivo proyecta una mejora del PBI del 4,3% y una inflación del 9,8%).

En segundo lugar, los dictámenes opositores reinstauran la suba en las jubilaciones, acorde con el 82% del salario mínimo, ley que fue vetada el mes pasado por Cristina Kirchner.

El oficialismo entrevió, entrado el anochecer, que difícilmente podría alcanzar la mayoría para imponer su proyecto. Fue entonces cuando el recinto se había convertido en un verdadero hervidero, y no precisamente por la vehemencia de los discursos a los que, a esa altura, casi nadie prestaba interés.

En realidad, la atención estaba puesta en el revuelo que, poco antes de la medianoche, se desató entre las bancas opositoras.

El rumor corrió como una ráfaga: el oficialismo estaba cooptando voluntades opositoras para que o bien votaran el presupuesto en general, se abstuvieran, o bien se retiraran del recinto, para facilitar la aprobación de la iniciativa. Ya Elisa Carrió, líder de la Coalición Cívica, había instalado la idea de un pacto espurio en las primeras horas de la sesión. Pero lo que pasó fue algo más.

El bloque de Pro estallaba en mil pedazos: cuatro de sus diputados -Silvia Majdalani, Christian Gribaudo, Soledad Martínez y Laura Alonso- se habían retirado sin más del recinto ante el rostro descolocado de su jefe de bloque, Federico Pinedo.

Pero el bloque macrista no era el único convulsionado. En el Peronismo Federal, que conduce Felipe Solá, las cosas no estaban peor. Una diputada del Sur recibía constantes llamadas de su referente provincial -otrora aliado de Solá- con ofertas múltiples.

"Arrancaron con 50.000 pesos, pero luego unos operadores del Senado le ofrecieron �lo que ella quisiera�. Así, textualmente", contaron a LA NACION tres fuentes de distintos bloques opositores.

Otra diputada del centro del país recibió, también, ingentes llamadas de su gobernador para que le diera quórum al oficialismo.

Un diputado, en este caso de San Juan, llegó a recibir una llamada de un encumbrado ministro del Gobierno, muy cercano al fallecido presidente Néstor Kirchner. Otro legislador, del bloque Peronista, sentado en un café aledaño al Congreso, recibió el sutil pedido del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, para que cooperara con la Casa Rosada para la aprobación del presupuesto. Así lo contaron a LA NACION dos testigos directos de esa charla.