Los insumos aumentaron 30 %. Hay 4 millones de trabajadores en negro y 1,3 millones de desocupados. Junto a sus familias deben tratarse en un sistema público desbordado
La inflación y la informalidad laboral impactan a fondo sobre el sistema público de salud, ya que los costos de los insumos médicos aumentaron en promedio más del 30% en el último año y unos 4 millones de trabajadores en negro y 1.300.000 desempleados y sus familias deben atenderse en los hospitales por carecer de obra social o prepaga.
Así, el sistema de atención de la salud estatal está cada vez más exigido, ya que mientras la población argentina pasó de 32 millones en 1991 a más de 40 millones en la actualidad, la cantidad de camas disponibles en centros sanitarios sigue siendo casi la misma, unas 90 mil, lo que confirma la crisis en la infraestructura hospitalaria, y se evidencia en demoras para acceder a una consulta médica, concretar intervenciones quirúrgicas o internaciones programadas.
Los datos forman parte de estudios previos con vistas al XIII Congreso Argentino de Salud que la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (ACAMI) realizará entre el 1 y 2 de setiembre en el hotel Park Hyatt de Mendoza, donde cientos de prestadores, profesionales de la salud y jueces analizarán la problemática del financiamiento del sector, y el proceso de “judicialización” de la medicina” y su elevada incidencia en los costos.
Uno de cada tres trabajadores cobra su salario en negro: según los datos oficiales del INDEC al 34,6% de los trabajadores no se le hacen los descuentos jubilatorios de ley al momento de percibir su remuneración y en consecuencia quedan sin cobertura de obra social.
Esto afecta a 4 millones de personas y sus familias, y explica por qué en el país ya se concretan más de 110 millones de consultas anuales en hospitales y centros de salud.
En el marco del XIII Congreso Argentino de Salud, uno de los ejes será el financiamiento del sistema, cuyo tratamiento estará a cargo del profesor Paul Campbell, director de la escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, quien se referirá al proyecto de salud estadounidense, y su proyección en el mundo.
Lo acompañarán como panelistas el Superintendente de Servicios de Salud de la Argentina, Dr. Ricardo Bellagio; el Superintendente de Servicios de Salud de Chile, Dr. Luis Romero Strooy; y el representante de OPS en Latinoamérica y ex superintendente de Salud de la Nación, Dr. Rubén Torres.
De acuerdo con los datos que se están elaborando para este XIII Congreso, sólo el sistema de salud pública de la provincia de Buenos Aires, con 14 millones de habitantes, debe atender más de 50 millones de consultas anuales, en tanto que en Capital Federal, con una población de 3 millones, se originan casi 12 millones de consultas, llegando en ambos casi a la saturación.
El estudio sostiene que las camas disponibles en los hospitales porteños experimentaron una caída, y se perdieron 1.100 posiciones en la última década, ya que pasaron de un promedio de 8.860 en 1996 a 7.760 en 2006, proyectando datos del área sanitaria de la Ciudad.
La situación en el conurbano bonaerense, donde ya se concentran más de 9 millones de personas, agrava el panorama porque las guardias hospitalarias están sobreexigidas.
Buena parte de los habitantes del esa región superpoblada optaron por atenderse en hospitales públicos porteños, donde aproximadamente el 35 por ciento de los pacientes procede del Gran Buenos Aires.
Debido a esta migración, en los últimos diez años creció 30 por ciento la demanda en los hospitales públicos porteños, en los que un turno con un especialista puede demandar dos meses de demora y para una cirugía programada debe esperarse en algunos casos más de un año.
“El sector público, que representa aproximadamente el 60 por ciento de la oferta total de camas en el país, dispone sólo de 2,3 posiciones por cada 1.000 habitantes, indicador notoriamente inferior al registrado en los países desarrollados donde alcanza las 8,5 camas por millar”, explicó el titular de ACAMI, Marcelo Mastrángelo.
“Este sector, con el 30 % del gasto total, debe atender al 45 % de la población que no cuenta con cobertura de obra social o prepaga”, señaló.
La inequidad se refleja también en el sistema sanitario: mientras casi el 100% de los hogares de clase alta tiene cobertura de salud, entre los de menores recursos apenas el 30 % posee alguna.
Según el Barómetro de la Deuda Social Argentina elaborado por la Universidad Católica (UCA), el 46 % de las atenciones de pacientes de clase media se hace a través de una obra social, mientras que en el caso de los estratos bajos apenas el 12,4 cuenta con esa cobertura.