En un emocionante partido, de visitante y con una gran actuación de Carlos Delfino, la selección argentina de básquetbol superó a Turquía por 93 a 89, en el último partido de la Copa Efes Pilsen.

Con este triunfo, los dirigidos por Hernández se alzaron con el tradicional trofeo, antesala del Mundial que comenzará el próximo sábado.

Diez mil personas coparon el Ankara Arena y el clima mundialista apareció por primera vez en el torneo.

Cientos de banderas locales flameaban en las tribunas y, a lo lejos, colgada en el palco del embajador argentino, se dejaba ver una con los colores celeste y blanco. El público era ensordecedor: aplaudían y cantaban en cada ataque del equipo turco, y silbaba en las acciones de juego de la Argentina.

Además, los árbitros -de nacionalidad turca- no estuvieron a la altura de las circunstancias. Inclinaron la cancha y, ante la duda, cobraban a favor del equipo euroasiático. Esto provocó las reiteradas quejas de los argentinos.

Sergio Hernández, parado casi adentro de la cancha, les hablaba constantemente y Andrés Nocioni, que no jugó para descansar, se levantaba en cada fallo de los tres hombres de gris para quejarse.

Frente a este clima adverso, la selección jugó un gran partido y se quedó con el triunfo. La figura del partido fue Carlos Delfino. El jugador de Milwaukee anotó 30 puntos y bajó 8 rebotes, además fue elegido el jugador más valioso del torneo.

En la etapa final, los dirigidos por Hernández fueron superiores y, sobre el final, Hernán Jasen igualó el marcador y llevó el partido al alargue. Los últimos cinco minutos fueron a pura orquesta para el visitante.

La Argentina terminó la etapa previa al mundial con tres victorias en territorio turco, jugó de menor a mayor, pero todavía quedan cosas por mejorar antes del salto inicial de este torneo.