Más de 1.000 personas protestaron ante la comisaría 2°, pidiendo mayor seguridad y Justicia para los hechos delictivos que se suceden en la zona a diario
Más de 1.000 vecinos de Ramos Mejía marcharon ayer para reclamar seguridad, apenas unas horas después de que un empresario de la zona fuera capturado y retenido junto a su familia en su propia casa.
La protesta duró más de una hora, ocupó dos cuadras de la avenida 25 de Mayo y llegó a la comisaría 2°.
“Ramos Mejía, capital de la inseguridad”, decían los carteles de los vecinos. “Zona liberada”, repetían todos a los gritos. Algunos hablaron a través de un megáfono y soltaron su bronca por lo que, según entienden, es una seguidilla de hechos de inseguridad en la zona.
“Acá no pedimos planes para la vagancia, si no que pedimos lisa y llanamente seguridad. ¿Nuestras madres tendrán que ponerse pañuelos negros para que usted haga algo, señora Presidenta?”, dijo Gabriel Lombardo, de una asociación de Lomas del Mirador.
La zona está conmovida desde que, el 14 de junio, Emiliano Martinó (33) fue asesinado en un tiroteo mientras iba como rehén de unos asaltantes. Y encima se conoció el caso de un empresario al que, este martes, le saquearon la casa (ver Un cautiverio...).
Ayer, minutos antes de las 18.30, la gente empezó a reunirse en Rivadavia y avenida 25 de Mayo (frente a la estación de Ramos). Pronto llegaron los familiares de Martinó con fotos de la víctima y pedidos de justicia. Al rato había una multitud, que cortó la calle .
“La inseguridad no es una sensación, es una realidad”, decía una pancarta, rodeada por banderas argentinas. Entre la gente, se repetían los insultos hacia el gobernador Daniel Scioli y hacia la presidenta Cristina Kirchner.
Verónica, amiga de la familia Martinó, contó en la marcha a Clarín que este martes fue asaltada en la zona. “Acá no se puede vivir, los robos son constantes”, dijo.
Los vecinos arrancaron una caminata de cinco cuadras hasta la comisaría 2°. “Llamamos a una desobediencia civil. Por las muertes y por la inseguridad, pedimos la cabeza del gobernador”, dijo por el megáfono la vecina Adriana Amatos. “Acá venden alcohol y drogas por todos lados”.
La gente pedía la presencia del intendente, Fernando Espinoza. “Yo era vecino de Martinó. Acá puede haber diez millones de policías y va a seguir todo igual, porque la Policía es socia de los chorros”, dijo a Clarín Abel, un hombre de unos 70 años.
Pasado un rato, se asomaron a las puertas de la seccional los comisarios inspectores Adrián García y Adrián Bonda, a los que de inmediato la gente empezó a insultar . Un hombre les preguntó: “¿En qué consiste el plan de seguridad para Ramos Mejía?”. La respuesta fue: “Prevención y acercamiento con la comunidad”.