Tensión en Recoleta: ladrones ingresaron a un edificio
En una de las zonas más vigiladas de Buenos Aires, el crimen se anima igual. Al menos dos delincuentes ingresaron a un inmueble de Arenales y Azcuénaga
18 de agosto de 2010
Momentos de confusión y extrema tensión se vivieron en el barrio porteño de Recoleta, donde un grupo de delincuentes ingresó a un edificio de 10 pisos.
La Policía Federal desplegó un gran operativo para saber si los ladrones siguen en el lugar, pero no los encontró.
Milagros Saravia, vecina del tercer piso del edificio de Arenales 2276, entre Uriburu y Azcuénaga, indicó que los delincuentes interceptaron a dos jóvenes que salían del complejo, les robaron e ingresaron.
Móviles policiales rodearon la zona y desplegaron un gran operativo para tratar de capturarlos, sin suerte.
Oficiales recorrieron piso por piso para saber si seguían dentro.
El encargado del edificio dijo que los delincuentes mantuvieron cautivos a las personas por cerca de 40 minutos y se fugaron cinco minutos antes de que llegara la Policía.
Además, declaró que le dijeron: "Vamos a ir a tocar piso por piso timbre, porque no tenemos apuro. Si llega la 'gorra', se lleva un tiro cada uno". "Eran violentos de palabra y todos mayores. El más joven que vi debía tener 22 años", agregó.
Por su parte, Alberto Crescenti, titular del SAME, si dirigió al lugar junto a tres ambulancias".
La semana pasada, cuatro asaltantes sorprendieron a la portera de un edificio en Aráoz 1945 e ingresaron a robar, tomando a cuatro personas como rehenes durante 10 horas.
Todo comenzó cerca de las 6:30, cuando ladrones provenientes de la zona de Maquinista Savio entraron a un edificio con la intención de robar varios departamentos. Luego, tomaron cautiva a la encargada del edificio y la llevaron hasta el sexto piso, donde viven su hija, el yerno y la nieta de la mujer, Candelaria, de 15 años.
En el lugar, tomaron como rehén a la familia, lo que fue descubierto cerca de las 11:30 por vecinos, que dieron aviso a la Policía. Aproximadamente una hora y media más tarde, los secuestradores accedieron a liberar a Candelaria, quedándose sólo con Julio y Vanesa como rehenes.
Cuando se especulaba con que la toma finalizaría pronto, surgieron discusiones entre los asaltantes, debido a que, mientras unos deseaban entregarse, otro de ellos -aparentemente el cabecilla de la banda- quería esperar a que llegasen sus familiares para hacerlo.
Los secuestradores terminaron por liberar a sus últimos rehenes y se entregaron a las fuerzas de seguridad que los trasladaron en patrulleros separados a la Comisaría 21º, ubicada en Julián Álvarez 2373.