Por primera vez en la historia de la Iglesia, se pedirá "una contribución" para ayudar a solventar los costos de la visita. Eso sí, el contribuyente recibirá el "kit del peregrino"
Por primera vez en la historia de los viajes pontificios, los fieles deberán pagar entrada para ver al Papa: serán 20 libras esterlinas (unos 32 dólares) para participar en la misa que oficiará en Glasgow, Escocia, donde será recibido por la reina Isabel (ese evento prevé la actuación de la famosa Susan Boyle, estrella del programa de TV Britain´s Got Talent).
Diez libras esterlinas (unos 16 dólares) costará participar de la vigilia de oración en el Hyde Park del 18 del mes próximo, que incluye la exhibición de The Priests, un exitosísimo trío de curas irlandeses que ganó el disco de platino. Y habrá que abonar 25 libras (unos 40 dólares) para estar al día siguiente en Birmingham durante la ceremonia de beatificación del cardenal John Henry Newman, el evento central del viaje, según supo el diario La Nación.
Con la entrada, de todos modos, el participante también recibirá el kit del peregrino, que contiene un pase, un CD con información sobre el viaje de Benedicto XVI, material sanitario y de seguridad, y un libro de oraciones.
"Nadie paga nunca para ver al Papa", explicó hace unos días el padre Federico Lombardi, director de la Sala de Prensa del Vaticano, al intentar aplacar la tormenta mediática que se desató en todo el mundo por el tema del ticket para ver al Papa. No se trata de pagar una "entrada" en sentido estricto, sino de "una contribución para los gastos generales" del viaje, detalló Lombardi. "De todos modos, quien no pueda permitírselo podrá no pagar", agregó.
Lo cierto es que el viaje de Benedicto XVI al Reino Unido costará una cifra exorbitante: según la prensa británica, algo así como 23 millones de libras esterlinas (36 millones de dólares), dos tercios de las cuales estarán a cargo de los contribuyentes.
Más allá de la "contribución" para pagar los gastos, fuentes informadas explicaron que, en verdad, la cuestión de las entradas se debe a las estrictas medidas de seguridad que se han puesto a punto para la visita. El gran temor, de hecho, son las eventuales protestas de grupos gay, en desacuerdo con el rechazo de la Iglesia al matrimonio homosexual, así como al ingreso en los seminarios de los sacerdotes con esas tendencias; o de grupos de víctimas de sacerdotes pedófilos, otro tema aún candente.