El suizo superó en la final del Masters al norteamericano James Blake en tres sets y se coronó maestro por tercera vez en su carrera. Bate todos los récords
Rápido y contundente el suizo Roger Federer se llevó el título de campeón de la Copa Masters por tercera vez en cuatro años, al vencer hoy en la final al estadounidense James Blake, por 6-0, 6-3 y 6-4 en 97 minutos.
La final de este año ha sido la segunda más corta en juegos de la historia del Masters, de las disputadas al máximo de cinco sets, junto con las de 1997 en Hannover (Pete Sampras venció a Kafelnikov por 6-3, 6-2 y 6-2) y la de 2003 en Houston (Federer a Andre Agassi, 6-3, 6-0 y 6-4).
Federer cerró así la mejor temporada de su carrera, con el duodécimo título, el 45 de su espectacular trayectoria, que le supuso un cheque de 1.520.000 dólares y un Mercedes R 600 como regalo adicional, para terminar 2006 con unas ganancias de 8.343.885 dólares, una cifra que ningún otro jugador ha logrado en un año.
Liberado de esa tensión extra que le supone enfrentarse siempre con el español Rafael Nadal, a quien derrotó en semifinales, Federer completó un partido simplemente perfecto para anular a Blake y marcar la sexta victoria sobre el neoyorquino, el primer afroamericano que alcanzaba la final del Masters desde Arthur Ashe en 1978.
Federer comenzó arrollador, como hizo contra el de Manacor y no levantó el pie del acelerador hasta que no llevó siete juegos en el bolsillo, pasados los primeros 34 minutos. Blake, que le había ganado a David Nalbandian en semifinales, parecía destrozado, sin moral, apabullado por el despliegue y la magia del helvético, quien gozaba de esos momentos dulces sin apenas inmutarse.
El estadounidense, que de haber ganado se hubiera convertido en el primer debutante en triunfar desde que el español Alex Corretja lo consiguiera en 1998, no tuvo más remedio que asumir su papel de partenaire y recrearse también ante la magia de Federer.