El presidente francés enfrenta la peor crisis política de su mandato tras conocerse acusaciones de que su campaña electoral de 2007 recibió fondos ilegales. Polémica
El presidente francés Nicolas Sarkozy enfrenta la peor crisis política de su mandato tras conocerse acusaciones de que su campaña electoral de 2007 recibió fondos ilegales de Liliane Bettencourt, heredera del emporio de cosméticos L'Oreal y tercera fortuna de Francia.
La acusación, formulada por una ex contable de Bettencourt, fue desmentida de inmediato por allegados de Sarkozy y por su ministro de Trabajo, Eric Woerth, quien era el tesorero de su campaña.
Aunque con medias palabras, el propio Sarkozy salió al cruce de esos reportes, al denunciar "la calumnia que sólo tiene un objetivo, ensuciar sin ningún asidero de realidad".
El caso Bettencourt se inscribe en una serie de escándalos que ya provocaron el fin de semana la renuncia de dos ministros del gobierno conservador.
La ex contable, identificada como Claire T., dijo al sitio de información independiente Mediapart que la multimillonaria había entregado en marzo de 2007 a Eric Woerth 150.000 euros en efectivo para la campaña presidencial.
Woerth, entonces tesorero de la Unión para un Movimiento Popular (UMP, derecha) y de la campaña electoral, fue ministro de Presupuesto desde 2007 hasta marzo de 2010, cuando se hizo cargo de la cartera de Trabajo.
El martes negó las acusaciones y descartó renunciar.
"Nunca recibí en el plano político el más mínimo euro que no fuera legal", sostuvo Woerth, que sigue siendo tesorero de la UMP y que como ministro tiene por misión sacar adelante la polémica reforma del sistema de jubilación, la más difícil del mandato de Sarkozy, antes de la elección presidencial de 2012.
Claire T. afirmó que Sarkozy, alcalde durante casi 20 años de Neuilly-sur-Seine, lujosa localidad del oeste de París donde residen los Bettencourt, era "un invitado habitual" a la mesa de la familia multimillonaria y "también recibía su parte".
En Francia, los partidos políticos reciben financiación pública. El máximo autorizado en donaciones particulares es de 7.500 euros para un partido y 4.600 euros para un candidato.
Las declaraciones de Claire T. agravan el escándalo que desde hace tres semanas envuelve a la multimillonaria francesa y a Woerth, tras conocerse unas grabaciones clandestinas hechas por el mayordomo de Bettencourt en las que ésta habla con sus asesores sobre operaciones de evasión fiscal, de la intromisión de la presidencia francesa en el procedimiento judicial y de sus vínculos con el actual ministro de Trabajo y su esposa Florence.
La oposición acusa a Woerth de "conflicto de intereses" porque sigue siendo tesorero de la UMP y porque su esposa gestionó, hasta hace días, parte de la fortuna de Bettencourt, estimada en 16.000 millones de euros.
Claire T. que trabajó para Bettencourt durante 12 años, dijo que Patrice de Maistre, jefe de la esposa de Woerth y gestor de la fortuna Bettencourt, "se ocupaba" de los políticos.
La contable tenía autorización para retirar 50.000 euros por semana en efectivo del banco pero "a fines de marzo de 2007" Maistre le pidió que retirara "tres veces más".
"Me acuerdo de la fecha en que saqué el dinero destinado a la campaña de Sarkozy: era el 26 de marzo de 2007", afirmó la mujer, interrogada el lunes por la policía en relación con las grabaciones clandestinas.
"Maistre me dijo que iba a cenar rápidamente con Eric Woerth para entregarle 'discretamente' los 150.000 euros", agregó la mujer, cuyas declaraciones confirmó su abogado, Antoine Gillot.
Maistre "rechazó formalmente" las declaraciones.
Estas acusaciones se conocieron dos días después de que Sarkozy decidiera desprenderse de dos secretarios de Estado por gastos abusivos del erario público, que los observadores interpretaron como una "cortina de humo" para "proteger" a Eric Woerth.
Sarkozy, que hizo campaña presentándose como el candidato que rehabilitaría "el trabajo, la autoridad, la moral, el respeto y el mérito", tenía previsto efectuar una remodelación ministerial en octubre, una vez aprobada la reforma de la jubilación, pero según el diario Le Figaro, cercano al poder, podría verse obligado a adelantar sus planes.