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Otra vez, la gente dio la lección
Cuando pocos lo esperaban y ante la incredulidad de los jugadores, la selección fue recibida casi como si hubiese ganado la Copa en Sudáfrica. El amor del pueblo por la camiseta nacional no tiene límites
4 de julio de 2010
Por José Calero

Buena parte de los medios del mundo, que mostraron como nunca su ensañamiento con la Argentina, esperaban que la selección argentina llegara en medio de un velorio al país y tuviese un recibimiento frío, como tal vez lo tuvieron y tengan cada una de las 'potencias' europeas que fueron o vayan siendo eliminadas.

Pero a diferencia de lo ocurrido con Francia o Italia, los argentinos demostraron nuevamente que acompañan en las buenas y en las malas a su selección, y sobre todo no se olvidan del fútbolista más grande de la historia, que ahora trató de llevar al equipo a una nueva Copa del Mundo, pero envuelto en un traje gris de alta gama y desde el banco de suplentes.

Se estima que entre la puerta del predio de Ezeiza y la Autopista Richieri hubo más de diez mil personas vivando a los jugadores y al director técnico, Diego Maradona, quien pidió especialmente que el equipo volviese junto a la Argentina.

Al menos en eso acertó: hay que estar juntos en el triunfo pero sobre todo en la derrota más dura.

"Lamentablemente la goleada nos la comemos, pero hay que apoyar a Diego y a la Selección", dijo un hincha que aguardó durante horas la llegada del equipo.

La Argentina se fue goleada del Mundial de Sudáfrica, cuando todos esperaban que volviese con la Copa del Mundo.

Decenas de miles de hinchas se gastaron lo que no tenían para acompañar al equipo en las tierras de Nelson Mandela.

No pudo ser, pero esta experiencia puede servir para encender de nuevo la esperanza de cara a Brasil 2014. Que así sea.