Adiós revancha
La Selección argentina careció de la pasión y el fútbol necesarios para vengar su derrota de hace cuatro años en Berlín ante los alemanes. Un nuevo y ruidoso traspié frente a la que ya es su “bestia negra”
3 de julio de 2010
Por Emiliano Rodríguez, enviado especial de Asteriscos.Tv a Sudàfrica
Más que un verdugo, la selección de Alemania se transformó este sábado en una verdadera “bestia negra” para la Argentina, al devorar una y otra vez los anhelos del conjunto nacional de volver a ganar la Copa del Mundo.
Los germanos, vestidos para colmo con ropa oscura en el estadio Green Point de Ciudad del Cabo, golearon 4-0 al equipo conducido por Diego Maradona y destruyeron sus sueños de campeón en Sudáfrica 2010, con una implacable demostración de juego colectivo.
“Revancha” era una palabra que flotaba en el aire de la concentración nacional en Pretoria desde el momento en el que ambos conjuntos se clasificaron a los cuartos de final.
Argentina tenía una espina clavada desde aquella tarde gris de Berlín cuando cayó por penales frente al gigante teutón en el Mundial 2006 e incluso se lame todavía la herida que le provocó la derrota contra los alemanes en la final de Italia 1990, con el recordado penal que pitó el mexicano Edgardo Codesal para los germanos en el Olímpico de Roma y las posteriores lágrimas de Diego, el capitán de la Selección en ese entonces.
Tanto se habló en los últimos días acerca de este nuevo duelo de titanes en un Mundial. Sin embargo, a la Selección le faltó pasión y sobre todo fútbol para vengar aquellos tropezones y evitar que Alemania vuelva a sellar su pasaporte de regreso a casa, con las manos vacías y envuelta en la más profunda de las tristezas.
Para poder concretarlas, las “revanchas” demandan una fogosidad interior especial, pero también cualidades deportivas que Argentina este sábado no tuvo. Si bien el equipo buscó igualar el encuentro hasta que el segundo gol germano liquidó el pleito, rara vez consiguió llegar con real peligro al arco defendido por Manuel Neuer.
El 4-0, implacable y mortal, sumó incluso una cuenta pendiente adicional para el conjunto albiceleste, dado que en cualquier enfrentamiento futuro con los germanos hablará nuevamente sobre esta goleada histórica, mientras queda cada vez más lejana la victoria por 3-2 en la final de México 1986, hace 24 años ya.
Alemania, con su juego estructurado y su rigurosidad táctica, sentó a los dirigidos por Maradona en un pupitre y durante una hora y medio les brindó una lección de fútbol puesto al servicio de un equipo. Este sábado más que nunca la aceitada maquinaria teutona se impuso sobre las individualidades de Argentina.
La Selección cuenta con un plantel repleto de estrellas, es cierto. Lionel Messi, Carlos Tevez, Gonzalo Higuaín, Ángel di María y compañía. No obstante, los alemanes dejaron en claro que éste es un deporte de conjunto y tras desbaratar cualquier intento de “revancha”, por más tibio que fuera, se metieron entre los cuatro mejores del Mundial.