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8 de abril de 2025
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Tristeza y decepción
El vestuario argentino fue un mar de lágrimas y le puso fin a una ilusión de cuatro años. La eliminación era y es lógica, pero no deja de dolernos a millones de argentinos que soñábamos con otro final
3 de julio de 2010
Por Diego Provenzano, enviado especial de Asteriscos.Tv a Sudáfrica

La pantalla está blanca y el cursor titila. A la distancia, esa gráfica encierra mucho más que las simples palabras que se escribirán a partir de aquí.

Es un retrato de esta fría noche en Ciudad del Cabo, donde las páginas de miles argentinos aquí y muchos más del otro lado del océano Atlántico quedaron vacías.

El pitazo final del uzbeco Irmatov no dejó dudas. Tampoco Alemania. Práctico, contundente, dócil y estructurado jugó un partido perfecto. Su experimentado entrenador Joachim L�w supo dónde jugarle (y ganarle) el partido a Argentina, débil mentalmente para reponerse de ese golpe inicial de M�ller.

¡Cuánto se pareció el conjunto de Maradona al de las Eliminatorias! Sin conductor, con Messi perdido, con roles cambiados (Heinze de "lanzador") y muchos errores infantiles que en un partido por cuartos de final de un Mundial no se perdonan.

Era lógica la derrota de la Selección entonces, porque había llegado a esta Copa del Mundo bastardeado por propios y extraños. Pero cómo no ilusionarse con ese arranque de cuatro victorias en fila y cómo no desilusionarse con esta goleada.

La fila de jugadores empezó a salir del estadio Green Point una hora y media después de que Alemania le había dado cuatro golpes de nocaut. Entre caras largas, sólo frenaron para hablar con la prensa Javier Mascherano, Gabriel Heinze, Carlos Tevez y Nicolás Otamendi.

Había terminado una larga charla que incluyó palabras de los referentes del plantel y de algunos miembros del cuerpo técnico.

Entre la caminata por la zona mixta, Verón se excusó con un contundente: "Yo no jugué". Mezcla de decepción y calentura, la "Bruja" tuvo su última experiencia mundialista y también terminó en decepción.

Pero las reacciones en caliente no terminaron ahí, porque Ariel Garcé, el hombre de Colón de Santa Fe y el único jugador de campo que no tuvo ni un solo minuto en cancha, caminaba por el "laberinto" que deposita a los jugadores en el micro cuando se cruzó con un periodista de una radio de Tandil.

"¡Que papelón!", le alcanzó a decir el trabajador de prensa a Garcé, quien se mostró en desacuerdo con esa opinión y se quedó discutiendo.

Palabras más, palabras menos, la charla la terminó el defensor casi violentamente: "Mirá, no vamos a coincidir así que creo que tendríamos que agarrarnos a trompadas".

En el aire se respiraba desilusión que salía de los pulmones tanto de los jugadores como de los periodistas, que trataban de encontrar juntos una explicación a lo inexplicable... Porque Alemania ya había hecho trizas el sueño de la Selección.