Por primera vez en la historia Paraguay alcanzó los cuartos de final de un Mundial. Sin perder ningún partido aunque con deudas a nivel futbolístico. "No nos conformamos"
De la Redacción de Asteriscos.TvLas palabras del entrenador Gerardo Martino definen la postura del seleccionado paraguayo que ahora que llegó a los cuartos de final pretende hacer una revolución y alcanzar las semifinales.
Nunca antes el seleccionado guaraní llegó tan lejos, ni siquiera en la etapa gloriosa de José Luis Chilavert en el Mundial de Francia 1998, donde sufrió la eliminación ante los locales en octavos en tiempo suplementario y con "muerte súbita".
Desde la llegada de Martino como entrenador nacional este equipo cambió su fisonomía de juego, dejó atrás los bloques defensivos para apostar a jugar en ataque ayudadado por una de las mejores generacions de futbolístas en las últimas décadas.
Y, así llegó a ser protagonista excluyente de las Eliminatorias sudamericanas liderando durante varias fechas el certamen y clasificándose varias jornadas antes del final.
Ambicioso y sin temores llegó a este mundial donde compartió una llave difícil con el campeón Italia, con quien empató en el debut 1 a 1 y luego superando a Eslovaquia y empatar con Nueva Zelanda, para terminar primero en el grupo.
El aburrido empate sin goles con Japón tras 120 minutos de juego no le quitó emoción al descenlace del pase a cuartos con la ejecución perfecta de sus cinco remates de penal.
Paraguay llegó a donde quería y pretende más, pero para que esa sorpresa se produzca deberá mejorar mucho el rendimiento de un juego que aún no explotó como puede hacerlo en Sudáfrica 2010.
Los sudamericanos saben que todo lo que llegue a partir de ahora es gratis y allí puede radicar que aparezca ese fútbol guaraní que aún está dormido y es lo que pretende Martino.
Es necesario que surja para justificar estar entre los mejores ocho del mundo y quizas construir nuevas hazañas.
De todas formas en todo ese país y en muchos lugares del mundo, entre ellos Argentina, el festejo es increíble por la construcción de historia de este equipo.
Los paraguayos se aferran a su amor y gritan sin tapujos: "rojaiju" a la albirroja.