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Diego, el hombre que madura
Desde su llegada a Sudáfrica Maradona muestra su mejor cara. Reflexivo, sin enojos, con carácter y con un gesto de disfrute. Lejos del contestatario de las eliminatorias. Un paso adelante
16 de junio de 2010
Por Roberto Aguirre Blanco

El modelo mundial de Diego Maradona comienza a gustar porque recorre un camino muy diferente al que uno podría haber imaginado en un principio y con los antecedentes frescos de las verborragias expresiones y actitudes del cierre de las eliminatorias.

El profesional y el hombre van madurando la idea de una fuerte responsabilidad no solo con su historia personal sino también con su crecimiento y con su aprendizaje.

En esta historia repetida de un Diego con siete vidas y un ídolo que renace constantemente como el ave fénix, los días de convivencia con el plantel y los trabajos en el predio de la Universidad de Pretoria, demuestran otro matiz del entrenador incipiente.

Porque nadie ya niega que por un camino va el Maradona icono y referente del fútbol argentino, donde nadie duda de su influencia, y por el otro el director técnico, sin experiencia que debe lidiar con un aprendizaje contra reloj y en el mismo terreno de juego.

Diego aprende, Diego crece, Diego madura. Sin poder sacarse aún el traje de futbolista, el Diez saca a relucir sus conocimientos del juego que no son precisamente tácticos, pero si de horas vuelo sobre el césped de un campo de fútbol.

Los jugadores lo reconocieron en diferentes charlas con al prensa: “trabajamos jugadas preparadas”, y el DT luego lo avala con comentarios similares, pero que mejor demostración que el gol convertido a Nigeria que denotó un trabajo de laboratorio, quizás no absolutamente propio pero si compartido con su cuerpo técnico.

Además, y esto se planteó durante la última conferencia de prensa previa al partido con Corea, Maradona explicó esa jugada y otra trabajada en una pared con De María y Messi con explosión el área rival, que pudo ser el segundo gol de Argentina.

“Cuando una pelota se descarga todo corren detrás del balón y allí los jugadores tiene sus claros”, explicó Diego y allí estaba denotando un conocimiento que pocos entrenadores puedan poseer.

Pero además este Diego toma decisiones y se hace cargo de ellas: así como no tuvo dudas en descartar a Javier Zanetti y Esteban Cambiasso con su currícula histórica y reciente, ahora hizo lo propio con la “Bruja” Verón.

“Verón quería jugar”, señaló el DT pero a la vez hizo pública su respuesta: “prefiero perderte un partido a que te quedes sin Mundial. Te necesito todo el campeonato”. El hombre ya planifica, ve más allá de inmediatez, decide como un líder de grupo.

Diego está muy lucido. El entrenanador sigue aprendiendo. Le falta mucho es cierto. La pregunta es: ¿le interesará saber todo, ser un obsesivo? O quizás pretenda cumplir un ciclo y luego enfrentarse a la idea de ser o ser DT.

“Me siento entrenador” dijo para luego agregar, “pero tengo una responsabilidad mayor, la de conducir a este grupo de 23 fieras para ganar el título del mundo”. También hay prioridades.

Este Diego modelo 2010 en Sudáfrica tiene la misma calma interna, ese raro equilibrio en su vida, que alcanzó en 2006 cuando volvió de las cenizas y fue estrella de la TV y nuevamente un hombre que se quiere a si mismo, sin causarse daño.

Seguirá aprendiendo y eso es madurez. A la par Argentina llegará hasta donde deba llegar en este mundial y más allá del 11 de julio con título o no, Maradona habrá roto el último límite que le falta, dejar para atrás la futbolista para ser el “Gran DT”.

Y, si no es así lo más importante será el hombre que merece ser.