La ceremonia inaugural había encendido la pasión en los sudafricanos pero el empate ante México dejó un sabor agridulce en una nación que vive a pleno el Mundial
Por Diego Provenzano, enviado especial de Asteriscos.Tv a SuudàfricaSon las 18:00 en Pretoria, el centro de prensa a un costado del estadio está desierto. Apenas cinco periodistas en un lugar con capacidad para más de 500.
La carpa blanca contrasta con los muchachos de verde. Los "volunteers" (voluntarios) se agarran las cabezas y no pueden creer que el triunfo se les haya escapado de las manos.
La expectativa vivida en las semanas anteriores terminó y se transformó toda en pasión desde el inicio mismo de la ceremonia inaugural.
En coquetos plasmas ubicados a los pies de las mesas de trabajo, todos seguían las alternativas del primer partido del Mundial.
Sudáfrica y México salían al césped del Soccer City y los ojos del mundo se posaban sobre ellos. Los voluntarios, como si estuvieran en el mismo lugar, se pararon y con su mano en el corazón cantaron el himno junto a miles de sudafricanos (foto).
El estallido con el gol de los Bafana Bafana se vivió a pleno. Con algunos corriendo por la carpa gigante, otros bailando y el resto viendo la repetición sin poder creer el "golazo" que habían convertido.
Todo lo contrario llegó un par de minutos después, las caras de tristeza con las que vieron como Rafa Márquez anotaba el empate se transformaron en furia e insultos al aire para los jugadores que para ellos eran los "responsables".
El final del partido dejó un final agridulce, pero con mucha confianza frente a lo que falta, porque el Mundial para ellos, empezó con una mezcla de alegría y decepción.