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21 de noviembre de 2024
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"Kick Ass": ¿quien quiere ser un superhéroe sin poderes?
Un adolescente ordinario que decide salir a combatir el crimen sin saber hacerlo, es el centro de esta interesante vuelta de tuerca sobre las películas de superhéroes
10 de junio de 2010
Por Sebastián Martínez

Uno de los temas recurrentes a la hora de hablar del Hollywood de la última década es la cantidad ingente de películas dedicadas a los superhéroes que se vienen estrenando con éxito dispar. Batman, Superman, el Hombre Araña, los Cuatro Fantásticos, los X-Men, Iron Man y la lista podría seguir con más de una veintena de títulos.

En ese marco, no debería sorprender la llegada de una película como "Kick Ass", que propone una vuelta de tuerca interesante sobre el tema de los superhéroes y termina redondeando un filme aceptable, más allá de sus altibajos.

En el centro de la trama de "Kick Ass" está Dave Lizewski, un adolescente de 17 años normal, tironeado por su conmoción hormonal, el compañerismo de sus amigos, el deseo por una compañera de colegio, la pérdida de su madre y su fanatismo por los cómics de superacción. Es, en resumen, un chico ordinario y, como él mismo dice, su única característica fuera de lo común es que se siente "completamente invisible para las chicas".

De este modo sin sobresaltos transcurre la vida de Dave, hasta que un día se le ocurre preguntarse: ¿por qué nadie intenta ser un superhéroe? Si los superhéroes son tan venerados en la sociedad, ¿por qué a nadie se le ocurre calzarse un traje especial, una máscara y salir a combatir el crimen? El siguiente paso, por supuesto, será comprarse un enterito verde, una capucha y transformarse en "Kick Ass".

Pero el problema de "Kick Ass" es que no sólo no tiene superpoder alguno (ni siquiera mucho dinero, como Bruce Wayne/Batman o Tony Stark/Iron Man), sino que tampoco es particularmente buen luchador o buen deportista. Como resultado de estas limitaciones, la primera vez que intente enfrentar a un par de criminales, terminará en el hospital con graves heridas.

No hay que contar mucho más de esta parte de la película, que se extiende durante la primera hora de metraje. El conflicto queda ya suficientemente claro. Pero la segunda parte de la película, que decae un poco, está centrado en otro lado. Más precisamente en una pareja de superhéroes un poco mejor preparados que harán contacto con "Kick Ass".

Por un lado, está "Big Daddy", interpretado por Nicolas Cage, la única cara famosa de esta película junto al villano Mark Strong. Y, por otro, "Hit Girl", una niña de alrededor de 11 años (la actriz que la interpreta tiene 13), que ha sido entrenada como una máquina de matar.

La presencia de esta niña sanguinaria (cuya principal referencia puede encontrarse en "Kill Bill", de Quentin Tarantino) ha despertado una enorme polémica en Hollywood, y algunos críticos han llegado a hablar de que su rol es una suerte de sublimación de la pedofilia. La verdad es que no es para tanto, pero sí hay que reconocer que ese personaje, esa niña malhablada y letal, es inquietante.

En ese extraño tono entre la comedia adolescente, el cine de superhéroes y la incorrección política, "Kick Ass" se desliza hacia su final, dejando tras de sí una sensación ambigua. No es, probablemente, una película memorable. Pero es un filme que vale la pena haber mirado. Primero, porque es entretenida. Y, segundo, porque permite reflexionar sobre la violencia en nuestras sociedades y la adoración por los superhéroes.