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21 de noviembre de 2024
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Colombia: arrasó el candidato de Uribe pero hay balotaje
Santos duplicó los votos de Mockus en un resultado que fue una gran sorpresa y desacreditó a las principales encuestadoras que hablaban de un empate técnico
30 de mayo de 2010
El prestigio ganado por el gobierno de Alvaro Uribe lo hizo: a pesar de que el hombre que logró vencer a la guerrilla de las FARC no pudo presentarse a un tercer mandato, su candidato, Juan Manuel Santos, logró un sorprendente 46,5 % de los votos en las elecciones presidenciales de Colombia -el doble de su principal rival, Antanas Mockus, aunque deberá ir a un balotaje.

En lo que fue una gran sorpresa, que desacreditó lo afirmado por las principales encuestadoras colombianas, que hablaba de un empate técnico en un 35% entre los dos principales postulantes, el candidato oficialista Santos obtuvo 46,5% y dobló a su rival Mockus (21,4%) en sufragios, con el 100% de las mesas escrutadas, pero no le alcanza para evitar el ballottage.

La gran sorpresa la constituyó Germán Vargas Lleras, del partido Cambio Radical (uribistas disconformes con el intento del mandatario Alvaro Uribe de presentarse a una segunda reelección, que fracasó en febrero pasado), que logró un 10,2% de los votos.

Como los votantes de Vargas Lleras tienen mucha más afinidad con Santos, se estima que, para el candidato oficialista, será sencillo imponerse en segunda vuelta.

Las explicaciones para que Mockus quedara lejos finalmente de Santos, al contrario de lo anticipado por las encuestas, fueron la apatía de la juventud (el principal electorado de Mockus habría concurrido en un número inferior al previsto), la imposibilidad de las encuestas de registrar al votante rural, y la imposibilidad de trasladar el fenómeno que registró en Internet (conocido como "ola verde") a la realidad.

Se trata de una campaña inédita por los niveles de fervor que han despertado en la población. La Registraduría Nacional estima que votarán 16 millones de personas, 4 millones más que en 2006. Por otra parte, la campaña se ha trasladado a Facebook y a Twitter y ha habido una cantidad de debates presidenciales en los canales de TV inédita en la región, a razón de tres por semana.

Casado y padre de tres hijos, Santos trabajó duro por años para transformarse en presidente. Ha sido dirigente cafetero, periodista (pertenece a una de las familias más influyentes de este país, ligada al diario El Tiempo), fue el primer ministro de Comercio Exterior de Colombia, donde negoció seis tratados de libre comercio. Posteriormente, fue ministro de Hacienda y evitó una cesación de pagos que hubiera sido catastrófica para este país. Luego fue ministro de Defensa de Uribe y tuvo su momento de gloria: la ejecución del número dos de las FARC, Raúl Reyes, y el rescate de Ingrid Betancourt.

Sin embargo, no posee el carisma de Uribe, ni tiene votos propios, sino que le pertenecen al mandatario. Tampoco ha ostentado cargos electivos y esta es la primera vez que someterá su candidatura a los votos de la población. Promete atacar de raíz el alto desempleo que se da en Colombia (12%) y mantener los logros de la "seguridad democrática" de Uribe, la política que redujo exponencialmente los homicidios, secuestros y masacres en Colombia.

Por otra parte, el presidente ha logrado aislarse de escándalos de su gobierno (como los "falsos positivos", civiles pobres que eran asesinados por militares y luego presentados como guerrilleros por los uniformados para obtener beneficios) y las escuchas ilegales del organismo de inteligencia colombiano DAS, que parecen sí estar afectando la intención de voto por Santos, así como el alto desempleo del país.

Mockus, por su parte, un filósofo y matemático de ascendencia lituana que ha sido dos veces alcalde de Bogotá, es el candidato más excéntrico que se ha visto por años en la región y la revelación de esta campaña: ha aprendido a leer a los dos años, se ha casado sobre el lomo de un elefante en un circo, y ha utilizado mimos para ordenar el tráfico en esta capital. Pero también posee índices envidiables en cuanto a combate de la violencia urbana. Durante los tres años de su última alcaldía [que finalizó en 2003], 2445 personas menos murieron por causas violentas en Bogotá.

Casado y padre de cuatro hijos, reivindica la cultura ciudadana, el imperio de la ley, el carácter sagrado de la vida y el "optimismo" (sí, leyó bien) a la hora de diseñar y hacer cumplir políticas públicas más exigentes. Recientemente contó que, cuando era rector de la Universidad Nacional de Colombia, recibió una carta en la que un senador le recomendaba a un alumno para la Facultad de Medicina. Su respuesta ("optimista") fue: "Señor senador, alguien le está usando su papelería".