Los acontecimientos se aceleraron. Una mañana cargada de tensión en el Cabildo. El ex virrey Cisneros sin poder. Hay una junta de gobierno con criollos
(Una crónica que hubiésemos querido poder publicar hace 200 años)
Por Roberto Aguirre Blanco
Nadie durmió en la ciudad este viernes 25, al menos tranquilamente. Desde temprano se evidenció un fuerte movimiento en los cuarteles y en las casas cercanas a la Plaza Mayor, mientras desde el Cabildo, el virrey Cisneros junto algunos acólitos intentaban resistir la idea de la junta elegida 24 horas antes.
En este escenario, de un día clave que seguramente será revisionado por la historia en el futuro, cerca de las 9 de la mañana el Cabildo volvió a reunirse, mientras en la casa del vecino Miguel de Azcuénaga, ubicada en la esquina lateral de la plaza, se juntaron militantes en “Defensa” a lo intereses criollos.
A pesar de la lluvia y el frío, Domingo French y Antonio Beruti, como cabecillas de la denominada “legión Infernal” “coparon” el centro de la plaza con seguidores, aunque se percataron que comenzaron a llegar “infiltrados” de Cisneros, por lo cual repartieron cintas (tipo brazaletes) blanco con ramos de olivo que lo hombres colocaban en sus sombreros, para individualizar a “amigos de enemigos”.
Dentro del Cabildo, el síndico procurador del Cabildo, Julián de Leyva hacía un defensa irrestricta de los derechos de la corona e intentaba sostener la junta elegida el día 24 y que el petitorio que había presentado el pueblo “no tenía valor”.
Envalentonado, Leyva, quería recuperar “todo el poder” para el virrey y aconsejó represión para los agitadores.
Cuando esos datos llegaron a la plaza y con French y Chiclana a la cabeza se produjo una invasión al Cabildo que llegó a la galería de la planta alta para comenzar a golpear fuertemente la puerta de la sala capitular.
Desde adentro se sentía la presión de la gente y al abrió una ventana Leyva pidió explicaciones a la turba que solo le respondió que se irían si se producía “la renuncia efectiva de Cisneros”.
En ese momento se hizo muy difícil la cobertura ya que el clima dentro del lugar era muy candente.
La situación para el oficialismo se tornó insostenible cuando entraron a la sala Saavedra acompañado de Beruti, quien como jefe del regimiento de Patricios sostuvo que no “reprimiría ni levantaría arma contra el pueblo”.
Leyva ya desencajado se asomó a los balcones y reclamó “dónde estaba el pueblo”, y recibió de respuesta que estaba en el cuartel y sus casas , armados, esperando una orden para asaltar el Cabildo si era necesario.
Cerca de las 3 de la tarde se realizó la jura del nuevo gobierno patrio con Saavedra como presidente y Mariano Moreno, quien por primera vez apareció en el Cabildo en esos días, como secretario junto a Juan José Paso.
A esa hora, ya el pueblo estaba reunido en la plaza bajo una fuerte lluvia tapándose con sus capotes o mojándose directamente, y pidiendo respuestas sobre lo que sucedía adentro.
Fuimos testigos de la retirada del ex virrey Cisneros acompañados por un grupo de seguidores, y según fuentes consultadas, la idea política del español es moverse hacía la ciudad de Córdoba para reunirse con Santiago de Liniers y cambiar opiniones con los funcionarios del Alto Perú para iniciar una “contra-revolución”.
Antes de salir junto a los demás integrantes de la junta revolucionaria (los vocales, Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Miguel de Azcuénaga, Domingo Matheu, Juan Larrea y Domingo Alberti) al balcón, el secretario Moreno habló brevemente con los medios presentes:
“ Es necesario destruir los abusos de la administración; desplegar una actividad que hasta ahora no se ha conocido; promover el remedio de los males que afligen el Estado; excitar y dirigir el espíritu público; educar al Pueblo; destruir sus enemigos y dar una nueva vida a las provincias. Si el gobierno huye al trabajo, si sigue las huellas de sus predecesores conservando alianzas con la corrupción y el desorden, hace traición a las justas esperanzas del pueblo, y llega a ser indigno de los altos deberes que se le han encomendado.”.
Mientras daban la cara al pueblo, se escucharon varios vítores dentro de la sala que conmovieron y proyectaron un futuro diferente a la región:
“¡Viva la revolución…Viva la Patria!