Tras más de 16 horas de debate se decidió en votación que el virrey cesara en sus funciones. El Cabildo tiene ahora el poder. Hubo tensión y se pide calma
Por Roberto Aguirre Blanco
(Una noticia que hubiésemos querido poder publicar hace 200 años).
La jornada del martes 22 de mayo de 1810 quedará en la historia luego de que los 450 ciudadanos de Buenos Aires invitados a debatir la situación planteada con la legitimidad del virrey ante la caída de la junta de Sevilla se expidieran con su voto.
El debate se inicio a la mañana temprano y se extendió hasta la madrugada del 23, donde se propuso una votación entre las varias propuestas establecidas por varios integrantes del Cabildo que dio un resultado esperado.
Cerca de la una de la madrugada, cuando ya quedaban pocas de las más de mil personas que se reunieron desde temprano en el plaza de la Victoria, la mayoría de los presentes decidió que dejará de tener efecto el poder del virrey Baltazar Hidalgo de Cisneros y todo quedara en manos del Cabildo, con la decisión de formar un nuevo gobierno.
La votación final, sumando los adherentes a una y otra propuesta determinó 155 votos para destituir a Cisneros y 69 para que retenga el poder.
Estos votos fueron productos de varias fórmulas que se plantearon como salida a la crisis del gobierno:
Entre ellas se destacó la del cura Juan Solá, quien propuso que el poder recayera provisionalmente en el Cabildo hasta que todos los representantes del virreinato pudieran decidir un nuevo gobierno.
Por su parte, el abogado Juan José Paso propuso que a pesar de que Buenos Aires no tenía autoridad para decidir por sí mismo su destino, era “necesario una solución urgente ante el avance de los ejércitos de Napoleón”.
En ese marco, argumentó la alternativa de “hermana mayor”, una figura que le permitía a la colonia tomar decisiones independientes en defensa de sus intereses y de la corona.
Por su parte, Juan José Castelli, uno de los mejores oradores de esta jornada, reclamó: "Los pueblos americanos deberían tomar en sus manos su destino hasta que Fernando VII pudiera retomar el poder absoluto que ha perdido”.
Más conservador, aunque crítico a la continuidad de Cisneros, el militar Cornelio Saavedra, pidió que el poder fuera delegado al Cabildo hasta que se decidiera una nueva forma de gobierno o sus integrantes.
Al acoplarse Castelli a la propuesta de Saavedra, está fórmula fue la más votada con 87 votos, y más otras que adherían a la idea de renuncia de Cisneros sumaran los 155 finales.
Por momentos fue preocupante la versión de supuestos “incidentes” en la Plaza o al menos la acción del cartero Antonio Beruti y el militar Domingo French, quienes con otros hombres armados con trabucos y cuchillos fueron una fuerza de choque para asegurar que el Cabildo estuviera con más criollos que españoles.
Tras la votación, se levantó la sesión del Cabildo y se decidió “colocar avisos en diversos puntos de la ciudad que informaban de la creación de la Junta y la convocatoria a diputados de las provincias, y llamaba a abstenerse de intentar acciones contrarias al orden público”.
La Revolución había comenzado.