El presidente chileno canceló las negociaciones por la venta de su senal de TV Chilevisión con el Grupo multimedios para no afectar la relación con el Gobierno argentino
Sebastián Piñera monitoreó el sábado desde Madrid, donde asiste a la cumbre UE-Latinoamérica, el anuncio de la venta de su canal de TV, Chilevisión, al grupo chileno Linzor Capital.
En el camino quedó el que era considerado el candidato más firme para quedarse con la influyente emisora, el Grupo Clarín, y según confesó ayer un dirigente muy allegado al presidente chileno, ello se debió a la intención de no irritar al Gobierno de Cristina Kirchner.
El presidente del partido conservador Renovación Nacional, al que pertenece el mandatario, dijo al diario La Tercera: "Conversé con el presidente Piñera el lunes y me dijo que quería que la transferencia fuera lo más rápida y expedita posible y que, en consecuencia, prefería sacrificar el precio antes que meterse en una..., cómo decir..., en una arena movediza por la situación de la familia reinante en la Argentina".
"Llegaron recados, comentarios indirectos. Hay tantas maneras de mandar a decir cosas, pero no fue parte de ningún reclamo formal ni diplomático. Llegaron versiones bien fundamentadas", dijo Larraín. En cambio, la Cancillería chilena negó cualquier mensaje de la Casa Rosada, que mantiene un conflicto con el Grupo Clarín cuyas consecuencias, por lo visto, trascienden fronteras, según informó la agencia ANSA.
El segundo diario en ventas de Chile informó que la reunión Piñera-Larraín se había producido el lunes pasado, y en ella el mandatario había informado que la oferta de Clarín era la más alta, superior a la de Linzor Capital, que fue, según trascendidos, de u$s 130 millones. No obstante, por la sensibilidad de la operación, Piñera habría decidido resignar dinero para no afectar la relación con el Gobierno argentino.