Héctor Aguer, a cargo del Arzobispado de La Plata y con influencia en la cúpula eclesiástica, cargó contra la ley que permite el casamiento entre homosexuales
La Iglesia busca que el Senado frene la unión civil entre personas del mismo sexo.
El arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, reclamó hoy que el Senado no avance en la aprobación de una ley que permita el casamiento entre homosexuales al considerar que se trata de una cuestión "inicua que altera el ordenamiento jurídico" del país.
Aguer señaló que la "sanción de la Cámara de Diputados ha producido una alteración del ordenamiento jurídico de la sociedad porque la cuestión clave es que la convivencia de dos personas del mismo sexo es un hecho privado y según nuestra Constitución Nacional las acciones privadas de los ciudadanos están reservadas a Dios".
Por eso, indicó que las uniones entre personas del mismo sexo "tendrán que ver con su conciencia exentas de la intrusión de los magistrados".
El arzobispo platense recordó que el Episcopado exhortó recientemente a las personas a que "no vacilen en expresarse en defensa y promoción de los grandes valores que forjaron nuestra nacionalidad y constituyen la esperanza de la Patria".
Y, en ese marco, reclamó "que los Senadores no prosigan con la sanción de esta ley que, hay que decir, es una ley inicua que altera el ordenamiento jurídico de la sociedad argentina".
Asimismo, sostuvo que "la mayoría de las legislaciones del mundo que se hacen eco de la tradición cultural de la mayor parte de las civilizaciones de la tierra, identifica al matrimonio como la unión estable de un varón y una mujer".
"Tiene además un interés, un valor público y una utilidad social ya que del matrimonio sale la vida", añadió.
Aguer señaló que "esa definición se altera cuando se introduce el matrimonio entre dos personas del mismo sexo; unión que obviamente no está orientada a la transmisión de la vida".
El obispo citó encuestas de Estados Unidos para señalar que "solo el 5 por ciento de las personas del mismo sexo que conviven quieren casarse y además esas uniones son sumamente inestables".
"Acá no hay un problema de igualdad como se ha hecho creer porque el Código Civil no discrimina cuando prohíbe casarse a un padre con la hija, o a la madre con el hijo o entre hermanos. No se discrimina en estos casos", aclaró.
Aquí, sostuvo, "hay una condición esencial y es un valor de carácter social, cultural y jurídico que es preciso tutelar. Aquí se juega algo importantísimo".
El prelado también indicó que "una de las facultades que se otorga a este matrimonio extraño que se ha querido sancionar es la posibilidad de adoptar hijos y es sabido que todo niño necesita de la formación que le brindan su papá y su mamá en orden a su plena identidad personal como varón y como mujer en orden a su crecimiento y su desarrollo integral".