Tiene 17 años pero pesa 7 kilos y mide sólo 75 centímetros
Se trata de una adolescente que tiene el cuerpo de una beba, aunque su organismo sufre el paso del tiempo. Podría dar claves genéticas sobre envejecimiento
10 de mayo de 2010
La historia de Brooke Greenberg parece increíble o propia de una película hollywoodense, pero poco tiene que ver con los finales felices de esos films: ella tiene 17 años pero vive prisionera en el cuerpo de una bebita.
Todavía los científicos no encuentran un nombre para su falta de crecimiento. Pesa sólo 7 kilos, mide 75 centímetros y la edad de sus huesos, según se estima, es de 10 años.
Esta criatura que todavía conserva 16 dientes de leche, no puede expresarse a través del habla, pero muestra sus emociones y tiene la capacidad de reconocer a las personas. Y aunque crece a un ritmo lento, su organismo sufre el paso del tiempo y tuvo que padecer infartos cerebrales, espasmos, úlceras y dificultades respiratorias.
Hasta hace poco había sido considerada como una rareza médica, pero un estudio preliminar de su ADN ha sugerido que su falta de crecimiento podría estar relacionada con defectos en los genes.
Los científicos esperan obtener nuevos conocimientos sobre los misterios del envejecimiento mediante la secuenciación de su genoma. Si se confirma, la investigación podría dar a los científicos una nueva comprensión del envejecimiento e incluso sugerir nuevas terapias para enfermedades relacionadas con la vejez.
El doctor Richard Walker, del University of South Florida College of Medicine, en Tampa, explica que el cuerpo de Brooke no se desarrolla como una unidad coordinada, sino como partes independientes fuera de sincronía. Pero nunca le han diagnosticado una enfermedad genética o una anomalía en sus cromosomas.
Lejos de ser una carga para su familia, Melanie, su madre, cuenta que "se ríe nerviosamente, me reconoce a mí y a su padre. Adora que sus hermanas la tengan en brazos". Y para demostrar que no representa una carga, desliza, informa el diario Clarín: "Todas las madres tienen el deseo de retener a sus bebés por siempre, de que no crezca. Y eso es lo que tengo". Por su lado, el padre, Howard, confiesa que "lo triste es que cuando ella cumple años uno quisiera verla crecer". Brooke tiene que ser alimentada a través de un tubo, pero su salud se ha estabilizado. No se espera que crezca y nadie puede garantizar cuánto tiempo sobrevivirá.
Esta niña nació a las 36 semanas de gestación, un 8 de enero de 1993, en el hospital de Sinaí, Baltimore, EE.UU., con 1,84 kilo de peso y una dislocación de la cadera, por la que tuvo que ser intervenida de urgencia. Al año, la preocupación de sus padres, Howard y Melanie, cambió. Empezaron a observar que a su hija recién nacida -la tercera de las cuatro niñas Greenberg- lo único que le crecía era el cabello y las uñas.