De esta forma el equipo de la Matanza y dirigido por Blas Giunta subió a la B Nacional. Ganó el título en el último supiro. Fiesta en la familia de Isidro Casanova
Almirante Brown fue campeón a lo Giunta. Sarmiento, que llegaba con ventaja, no pudo por la derrota 2-1 ante Flandria, mientras el equipo de Isidro Casanova le ganó 2-1 a Atlanta con un gol de Bazán Vera.
Pelos arrancados, nucas tomadas, en Junín nadei lo podía creer que luego de la derrota y por la arremetida de Almirante, el equipo de Blas Giunta le birló a Sarmiento el ascenso a la B Nacional.
Aplausos y más aplausos, brazos en alto. En Casanova hay una fiesta, un conglomerado de aurinegros que inflan el pecho y gritan al cielo. Unos que suben en Fragata.
El equipo de Blas Giunta, ese que sonó para Boca, que vuelve a la categoría de la que se despidió por un descuento de puntos, corriendo de atrás, pero nunca con el sueño nublado.
Tenía que ganarle a Atlanta, que peleaba por un lugar en el reducido, y lo hizo. Se había pegado un susto con el gol de Soriano; se había despertado con el de León; tuvo la autoestima por el piso con el penal errado de Bazán Vera; y volvió a creer cuando el Indio habló con su marca registrada.
La manito se la tenía que dar Flandria que, a esta altura, empataba 1 a 1 y así consolidaba el sueño de Almirante.
De Porras había dado ventaja al Canario y Pasquinelli había empardado. Resultado mentiroso, porque Sarmiento sentía que perdía, no que empataba.
Lo ex líderes iban al reducido, cuando en un momento tuvo tanta ventaja (12 puntos y un partido menos) que se podría haber ido de vacaciones tranquilo y volver directamente para jugar la temporada que viene en la BN.
Giunta se metía hasta el círculo central. Era un jugador más. En las tribunas, con una oreja se escuchaban los alaridos de "dale campeón" y con la otra se prestaba atención a la radio.
En Casanova, donde estuvo la verdadera fiesta. Donde residió el nuevo campeón de la B Metro, bajo el mando del "huevo, huevo huevo".
Y, así la familia de Casanova que llenó el estadio de la Fragata festejó en una tarde inolvidable, y por allí estaban entre otros abrazados los hermanos Malisani,una familia más, como las tantas, que llevan el corazón pintado de negro y amarillo.
Un ejemplo,un momento, una foto, de una pasión popular con raíces en el Oeste del Gran Buenos Aires.