3 de diciembre de 2024
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Caso Jaime: la Justicia citó al ex futbolista Fernando Redondo
Oyarbide citó al deportista para que declare en la causa que investiga al ex secretario de Transporte por enriquecimiento ilícito. Sepa porqué está en la mira
5 de mayo de 2010
Redondo y su hermano son los propietarios, a través de la sociedad France Bells, de los departamentos que alquiló Jaime desde que se radicó en Buenos Aires en el 2003, informó el diario Clarín. Su testimonio es muy importante en el expediente porque deberá contar quién y cómo pagaba las rentas de la costosa residencia, en el piso 12 de Cerrito y Libertador, en la que vivía el ex funcionario junto a su mujer, Silvia Reyss.
Según el matutino, los contratos de alquiler de los dos pisos tenían garantes -como mínimo- sospechosos. Se trata de los directivos de la Terminal de Ómnibus de Buenos Aires (TEBA S.A.), Edgardo Darío Preiti, ex vicepresidente, y Gabriel Ignacio Akerman, actual director de la empresa que pertenece al rubro que el ex funcionario debía controlar.
Si se sigue su declaración jurada, Jaime difícilmente podía hacerse cargo de un piso entero en Libertador 654. Ganaba casi diez mil pesos por mes y entre expensas y rentas gastaba $7.000. Es decir, que si no hizo uso de sus garantes, se le iba casi todo el salario en su vivienda.
Apenas llegó desde Córdoba a Buenos Aires, el ex secretario de Transporte se instaló en otro departamento, a la vuelta del que vive aún hoy. Se trata del 8° A de Cerrito 1518 que también pertenece a los Redondo. La información sobre este domicilio llegó a la causa luego de los allanamientos que ordenó el fiscal Carlos Rívolo y que dieron un vuelco al caso.
En este caso, el contrato de alquiler está a nombre de Reyss, la pareja de Jaime, quien figura pagando $1.200 por mes entre el 3 de julio de 2003 hasta julio de 2005, cuando se mudaron.
Jaime fue procesado por aceptación de dádivas en otra causa que tiene el juez Claudio Bonadío. El expediente por enriquecimiento ilícito también está cercando al ex funcionario que mejoró vertiginosamente su calidad de vida desde que se convirtió en Secretario de Estado. Las respuestas sobre quién pagaba su alquiler pueden complicarlo aún más.