El hombre fuerte de Rosario que paralizó las ventas de soja
Se llama Herme Juárez. Tiene tanto poder que paralizó 10 días el principal puerto del país y obligó a intervenir a tres ministros, Moyano y Moreno para destrabarlo
4 de abril de 2010
Le dicen "vino caliente", se llama Herme Juárez y es el "capo" de la cooperativa de estibadores del estratégico Puerto San Martín en Rosario, que paralizó durante 10 días las exportaciones de granos.
Hizo falta que se sentaran en la CGT tres ministros, el secretario de Comercio, Hugo Moyano y varios de los empresarios más importantes de Argentina.
Desde hace más de 40 años maneja una de las la cooperativa portuarias más grandes del mundo, y recibió miles de críticas por ser al mismo tiempo Secretario General del sindicato de portuarios local.
Es decir que Herme acuerda las tarifas con las empresas exportadoras y al mismo tiempo, los salarios de los estibadores. "Hay que tener cintura", explicó en una entrevista con el diario Clarín.
Herme nació en un hogar pobre de Victoria, Entre Ríos, en 1941 y su apodo viene cuando de repartía vinos en la zona.
Relata que "a veces los vagos se paraban en la puerta de casa" y mientras la "vieja" dormía la siesta, Herme con una manguera les ofrecía unos tragos. En invierno el vino estaba frío y en verano, caliente. Niega coleccionar autos antiguos, como dicen sus críticos, pero admite tener campos.
Debe su nombre a un personaje de un radioteatro que escuchaba su madre. Extrañamente se escribe sin "s", "El de la "s" es Binner", dice.
Herme recorrió el cinturón industrial de Rosario de la mano con el actual gobernador de Santa Fe y los rumores indican que habría aportado más de un millón de dólares a la campaña del socialista.
El conflicto portuario que terminó con un aumento en dólares del 27% en las tarifas que percibe la cooperativa, trajo la paz a una ciudad que concentra casi el 75% de las exportaciones de granos del país. En la zona casi todos los estibadores -que ganan algo más de $ 90 por jornada- veneran a Herme y varios contaron que cuando pasan apremios económicos, recurren a él para solucionarlos.
Herme está orgulloso de sus logros. Dice que cuando se hizo cargo, la Cooperativa tenía solamente una pava, un mate y una máquina de escribir. Hoy cuenta con más de 60 palas hidráulicas, de US$ 170.000 cada una.