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3 de diciembre de 2024
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Arrasó Lula en Brasil
Logró casi 58 millones de votos, el 60,8 por ciento, para vencer al socialdemócrata Alckmin, y gobernará cuatro años más. Kirchner había respaldado su reelección
29 de octubre de 2006
Lula Da Silva gobernará Brasil hasta fines del 2010.

El presidente brasileño fue reelegido el domingo triunfalmente y por un amplio margen, con más de 60% de los votos, tras haberse sobrepuesto de los escándalos que provocaron graves crisis en su gobierno y que le obligaron a disputar una segunda vuelta.

El presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Marco Aurelio de Mello, proclamó la victoria del ex líder sindical, de 61 años, candidato del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda). "Lula está reelecto", afirmó Mello.

Escrutado el 97,83% de votos, Lula obtenía 60,78%, frente a 39,22% del socialdemócrata Geraldo Alckmin. En la primera vuelta, el 1º de octubre, el presidente había obtenido 48,6%, y su rival 41,6%.

En un festejo que se repitió en las principales ciudades brasileñas, miles de manifestantes con tambores se lanzaron a la tradicional avenida Paulista de Sao Paulo, mientras los automovilistas hacía sonar sus claxones apenas se conoció el
resultado.

Lula, de 61 años, cuyo nuevo mandato de cuatro años comienza el 1 de enero, carecerá de mayoría en el Congreso para gobernar, por lo cual tendió puentes hacia la oposición y al sufragar este domingo dijo que dialogará con todas las fuerzas políticas.

Una pieza clave de la gobernabilidad será el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del ex presidente José Sarney (1985-90), fiel aliado de Lula durante su primer mandato.

"Vamos a tejer todas las alianzas necesarias para que podamos tener tranquilidad y aprobar los grandes proyectos que yo creo que Brasil precisa", afirmó Lula. "Quiero, sobre todo, conversar con los partidos políticos, la oposición, los gobernadores", añadió.

Según Bernardo Kucinski, profesor de comunicación de la Universidad de Sao Paulo, el espectacular repunte se debió a un acierto de la campaña de Lula en estas dos últimas semanas, que puso a Alckmin a la defensiva al acusarlo de pretender retomar las privatizaciones de los años 90.

Esa prédica volvió a atraer hacia el PT a sectores de la izquierda decepcionados por la política ortodoxa económica y alimentaron temores de la clase media, apegados a la propiedad pública de firmas emblemáticas como Petrobras o el Banco do
Brasil, dijo Kucinski, ex asesor del gobierno, a la AFP.