El Gobierno criticó la presencia del vicepresidente Julio Cobos en un acto del radicalismo. La Casa Rosada siente amenazado su poder en el Parlamento
Si alguien pensó que el clima politico se iba a tranquilizar en febrero, estaba muy lejos.
Alarmado por la imagen de Julio Cobos en una reunión nacional del radicalismo, el Gobierno reaccionó con una dura denuncia: acusó a la UCR de tener una "actitud cuasi golpista" y volvió a pedir que el vicepresidente renuncie al cargo.
Por orden del ex presidente Néstor Kirchner, los principales voceros oficiales atacaron a Cobos por reunirse anteanoche en San Nicolás con la dirigencia radical y cuestionaron que allí se hubiera alentado la posibilidad de que el vicepresidente desempatara en contra del Gobierno en futuras votaciones del Senado, informó el diario La Nación.
El ministro del Interior, Florencio Randazzo, advirtió: "La UCR tiene una actitud cuasi golpista por pedirle al vicepresidente que vote en contra del gobierno del cual forma parte". Después se sumaron el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y los presidentes de los bloques kirchneristas de la Cámara de Diputados, Agustín Rossi, y del Senado, Miguel Pichetto.
Fue el regreso de la teoría del complot. El Gobierno procesó así las dificultades que tiene para lograr el apoyo parlamentario al DNU que dispone el uso de las reservas para garantizar el pago de la deuda. Entre la falta de votos propios y la opción de que Cobos rompa la paridad en el Senado, Kirchner decidió pasar al ataque. "Se va a responsabilizar a la oposición de construir un escenario de complot. Deberán hacerse cargo de cualquier inestabilidad económica futura", dijo ayer a La Nacion una alta fuente gubernamental.
La UCR rechazó las acusaciones y respondió con el anuncio de una ofensiva legislativa para cambiar leyes que el Gobierno considera esenciales para gestionar (ver aparte).
Para la Casa Rosada, el temor es la amenaza que implica perder las mayorías en el Congreso. En un acto en Lobería, la presidenta Cristina Kirchner exhortó a la oposición a aprobar el Fondo del Bicentenario, conformado por las reservas, para lograr "tasas más bajas" en el endeudamiento del país.
El dilema en el Gobierno es el incierto voto del senador pampeano Carlos Verna y de su compañera María Higonet. Por ahora, éstos se oponen al DNU y exigen una ley.
Para el kirchnerismo, la situación es más que compleja. Un fracaso del DNU 2010/09 en el Senado le cerraría las puertas al uso de las reservas, al Fondo del Bicentenario, a la posibilidad de cumplir con holgura el presupuesto del año próximo.
El Gobierno cuenta con esos recursos para el financiamiento de obras públicas y de planes sociales para relanzar la campaña presidencial de Kirchner con miras a 2011.
Pero no sólo eso. También significaría un golpe político mayor, que revelaría que el kirchnerismo habría perdido el control del Parlamento.
En ese contexto, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, acusó a Cobos de "traidor" y, en línea con Randazzo, señaló que está "en una situación cuasi golpista", con sus amenazas de desempate.
Responsables
En efecto, el Gobierno instalará en la oposición la responsabilidad de eventuales endeudamientos abultados si no se aprueba el Fondo del Bicentenario. Ya ayer la Presidenta culpó a la oposición de haber encabezado gobiernos anteriores que contrajeron la deuda financiera y social.
"Por lo menos, ahora tiendan la mano a los que venimos haciéndolo, desde el año 2003", exhortó.
El miedo a que Cobos complique aún más el panorama de carencias en el Senado es palpable en el oficialismo.
Pichetto señaló ayer que "Cobos debería asumir su papel en la oposición y renunciar a su cargo". Y lo acusó de tener "actitudes desestabilizadoras" por reunirse con la UCR en San Nicolás.
Tras desmentir que el Gobierno impulsará una ley en el Congreso para conformar al senador Verna, Rossi también atacó a Cobos. Lo acusó de "participar de las estrategias opositoras". Y dijo que "es una burla a las instituciones; si quiere ser el jefe de la oposición tiene que renunciar". Rossi admitió además que el PJ está más cerca de aprobar el DNU en el Senado que en la Cámara de Diputados, donde está en franca minoría. De allí, la presión sobre Verna.
Por su parte, Randazzo señaló a la agencia oficial Télam que "la UCR debería replantearse su papel como oposición" y no poner "palos en la rueda permanentemente".
A su turno, Aníbal Fernández planteó en Radio 10 que "hay gestos que obligarían al vicepresidente a dar un paso al costado". Vaticinó que "es una situación poco seria y desagradable que va a complicar la vida de los argentinos". Y pronosticó que "la historia lo va a maltratar mucho". Y no dudó en hacer la descripción de Cobos que más les gusta a los Kirchner: "Es un traidor".