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21 de noviembre de 2024
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Rosalindha, del horror de Haití al amor de la Argentina
Una familia de Mendoza adoptó a la niña haitiana. El matrimonio había empezado los trámites antes del terremoto. La angustiante espera y la felicidad actual
4 de febrero de 2010
Rosalindha busca el pecho de su madre, ese nido cálido que todo lo protege: un latido justo, puntual, que la tranquiliza. Será que allí no retumba el sonido de su país, Haití, desarmado por el terremoto que la dejó llorando debajo de los escombros del orfanato.

Desde ayer, Rosalindha tiene casa nueva, en tierra firme y con aroma a viñedo. Esta beba de 17 meses ya está a salvo en Mendoza con sus papás adoptivos, Carina Valdés (40) y Darío Pacheco (41), después de vivir una odisea. Sus cuatro hermanos, también adoptados, le dieron la bienvenida.

A fin de año los Pacheco estaban felices: los trámites de adopción que habían iniciado en junio de 2008 estaban listos y sólo faltaba que les confirmen cuándo debían ir a buscar a la beba. Ellos calculaban que en febrero sumarían a la pequeña, pero el terremoto del 12 de enero -con un saldo de alrededor de 200 mil muertos- complicó todo. "No sabíamos nada, ni siquiera si estaba viva", contó ayer a Clarín Carina, su mamá, antes de abordar el vuelo a Mendoza. Y agregó: "Pero nunca perdimos la esperanza. Es que en algún lugar del corazón sabíamos que ella iba a estar con nosotros".

Angustia e incertidumbre. Con esas dos palabras define el momento en el que intentó, junto a su marido, ponerse en contacto con el Orfanato Brebis, donde Rosalindha estaba internada. "La directora me decía 'para saber dónde está tengo que saltar por arriba de los cuerpos de los chicos' o 'ahora no puedo, estoy salvando vidas'. Había que tener paciencia", repasa Carina. Mientras habla, su beba juega con el ruedo de su vestidito rosa. Sólo las caricias de su mami sobre las motitas que asoman débiles le arrancan una sonrisa.

Días después del terremoto, entre llamados de diplomáticos argentinos y mucha, pero mucha plegaria, Darío y Carina recibieron el llamado milagroso: desde el orfanato les comunicaron que la nena estaba bien. Pero todavía no podían ir a buscarla: el juez que autorizó la adopción murió en el terremoto y los papeles que fueron rescatados bajo los escombros estaban muy estropeados, así que no fueron aceptados por la Cancillería argentina. "Y en el medio, Rosalindha tuvo una infección en el oído y la trasladaron a los Estados Unidos. Nos subimos a un avión y viajamos para destrabar el conflicto legal", confía Darío.

Y así fue. Ayer a las 10.50 llegaron de Pittsburgh al Aeroparque, y a las 18.10 tomaron un vuelo directo a Mendoza. Dicen que están felices pero agotados. Que necesitan estar en familia y que los más ansiosos por conocer a la nueva integrante son los hermanos. "Uno de ellos armó una carpeta de recortes de diarios con artículos y fotos sobre el terremoto. Queremos que ella sepa qué pasó en su país mientras nosotros la esperábamos. Y en cuanto la situación en Haití se normalice vamos a ir. Son sus orígenes, su tierra. Es parte de su identidad", avisa Carina en un susurro. Es que Rosalindha ahora duerme.