En un tercio de la frontera entre EEUU y México, el muro tendrá 1100 km de largo, 3 m de altura, sensores, cámaras y alambres de púa
Se lanzó. Construirán un muro de tres metros de altura, más cámaras infrarrojas, sensores, alambres de púa, más sensores, 100 metros de terreno desmalezado y un segundo vallado.
Ese será el nuevo paisaje que separará a Estados Unidos de México a lo largo de 1100 kilómetros de monte, desiertos y montañas, un tercio de toda la frontera que separa a ambos países.
Con las elecciones legislativas del 7 del mes próximo en la mira, el presidente George W. Bush firmó ayer la ley que ordena colocar todos esos obstáculos –costarán entre 2400 y 7000 millones de dólares durante los próximos años–, que provocaron de inmediato un nuevo contrapunto diplomático con América latina.
El muro –tal como se denomina el proyecto en este país– “es un importante paso hacia la reforma inmigratoria”, elogió Bush. “La nuestra es una nación de inmigrantes. También es una nación de leyes. Lamentablemente, Estados Unidos no ha tenido el control completo de sus fronteras por décadas y por eso aumentó la inmigración ilegal”, afirmó.
Los líderes del Partido Republicano esperan que la nueva ley les aporte votos preciados en el sur de Estados Unidos que les permitan retener ambas cámaras del Congreso, aun cuando senadores republicanos y demócratas se oponían al proyecto junto a una vasta mayoría de la población.
Siete de cada 10 norteamericanos consideran que sería preferible desplegar más oficiales de la policía fronteriza que los vallados, según una encuesta de la CNN, mientras que un sondeo de la Msnbc reflejó que sólo el 26% considera que los nuevos escollos físicos y la tecnología podrán detener el flujo de inmigrantes sin documentos.
La mayoría de los estadounidenses sí cree, no obstante, que "algo" debe reformarse en el sistema inmigratorio. Entre 11 y 12 millones de personas viven sin papeles en Estados Unidos, a los que se suman otras 500.000 cada año -entre ellos, cientos de argentinos-, según las estadísticas oficiales.
México y otros 27 países de América latina, incluida la Argentina, condenaron en la Organización de los Estados Americanos (OEA) la iniciativa, que es apoyada por los minute-man , los grupos parapoliciales que aparecieron en los últimos años en Texas, Arizona, Nuevo México y California, entre otros estados.
El presidente electo mexicano, Felipe Calderón, calificó de "deplorable" el muro prometido, mientras que su máximo asesor en política exterior, Arturo Sarukhan, estimó que no detendrá a quienes, como hasta ahora, lleguen hasta la frontera de todas partes del continente dispuestos a avanzar. "El único efecto que tendrá es causar más sufrimiento. Permitirá que quienes pasan de contrabando a la gente por la frontera pidan más dinero para guiarla", explicó.
El jueves, Bush apostó que la ley atraerá votos a las filas republicanas en las elecciones que podrían declararlo "pato rengo" ( lame duck ), sin poder y a la defensiva. Así, el proyecto de ley que fue aprobado el 14 de septiembre por la Cámara de Representantes y 15 días después por el Senado sólo llegó a su escritorio ayer, cuando los líderes republicanos estimaron que la rúbrica presidencial, en un acto público, fortalecería la plataforma electoral del partido.