Fabián Gutiérrez, cuyo patrimonio aumentó 756% en los últimos 6 años, debió dejar el gobierno pero igual sigue siendo un hombre de confianza. Mansión en El Calafate
La presidenta Cristina Kirchner enfrentará los próximos dos años de Gobierno sin la ayuda de uno de los hombres que más y mejor la conocen.
Su histórico secretario privado, Fabián Gutiérrez, 36 años, el funcionario que durante lustros le atendió su teléfono rojo y manejaba su auto, acaba de presentar la renuncia.
Gutiérrez no trabajará más para los Kirchner a partir del 1 de febrero, según pudo saber Clarín de fuentes gubernamentales. El ahora ex asistente presidencial se retira por "motivos personales", informó el diario Clarín.
Desde octubre del año pasado está siendo investigado por la Justicia en una causa por enriquecimiento ilícito. Ocurre que su patrimonio creció 756 por ciento en los últimos seis años, o sea, durante la era K.
Cristina se vio obligada a reemplazar al esencial Gutiérrez por un nuevo secretario, Pablo Barreiro, hijo de Ricardo, otro ex asistente que con el paso de los años subió de nivel en el esquema familiar y ahora se encarga de regentear "Los Sauces", el hotel boutique que los Kirchner tienen en El Calafate.
Según comentó a sus amigos, Gutiérrez deja el cargo porque está agotado por el trajín diario que provoca trabajar para la Presidenta de la Nación. Dijo que se dedicará ahora a sus negocios privados, que siempre llevó adelante en paralelo a la función pública. A fines de los '90 fue dueño de un bar en Río Gallegos llamado "El Recinto", y después puso un café Havanna en El Calafate. Ambos espacios gastronómicos cerraron. A pesar de eso, su patrimonio se parece al de un empresario exitoso. En octubre del 2009, el portal OPI Santa Cruz reveló que se estaba construyendo una casa lujosa y enorme en El Calafate: tiene 480 metros, ventanales gigantescos, pileta climatizada, habitación de huéspedes, y gimnasio con vestuarios. Las versiones periodísticas aseguraron que esa propiedad tenía un costo de un millón de dólares. Él replicó diciendo que le había costado 300 mil. El caso provocó que un abogado denunciara a Gutiérrez por enriquecimiento ilítico. La causa recayó en el juzgado de Claudio Bonadío. El fiscal es Guillermo Marijuán. El incremento patrimonial es una constante en el entorno presidencial. Como Gutiérrez, hay otros tres secretarios de los Kirchner investigados por enriquecimiento ilícito: son Isidro Bounine, Héctor Daniel Múñoz y Daniel Álvarez.
En febrero, una vez terminada la feria judicial, justo cuando vuelve al llano, Gutiérrez deberá presentar nuevas pruebas que justifiquen el crecimiento de su patrimonio. El juez cree que existen una serie de inconsistencias en los documentos que el ex secretario entregó para defenderse de las acusaciones.
Desde que Gutiérrez entró a la administración pública nacional, en 2003, hasta la última declaración jurada que entregó a la Justicia, que corresponde al 2008, sus bienes aumentaron en un 765 por ciento: posee cuatro terrenos en Santa Cruz, dos departamentos en Capital Federal, una moto de agua y ahorros por más de 200 mil pesos. Tiene además una deuda hipotecaria por casi 300 mil pesos y le debe 720 mil pesos a un empresario kirchnerista, Wilfrido Barijhoff. Según aseguró a su entorno, Gutiérrez hizo su pequeña fortuna comprando y vendiendo autos, una de sus pasiones: en El Calafate se lo vio varias veces a bordo de una poderosa camioneta 4x4 BMW. El abogado del ex secretario K es Jacobo Grossman, quien pertenece al estudio jurídico donde antes se desempeñaba el juez de la Corte Raúl Zaffaroni.
Aunque de perfil bajísimo, Gutiérrez es un personaje clave del kirchnerismo. Frecuenta la intimidad del matrimonio presidencial desde que era en realidad el matrimonio gobernante de Santa Cruz: en 1995 empezó como cadete de la Caja de Servicios Sociales de la provincia y un año después empezó a trabajar bajo las órdenes directas de Néstor. De allí en más acompañó a los Kirchner en sus diferentes cargos oficiales: trabajó con Cristina cuando era legisladora, con Néstor gobernador, y fue su secretario durante su presidencia. En medio de la gestión renunció, se pasó al ámbito privado, pero luego volvió a la función pública. En diciembre del 2007 Cristina lo nombró su secretario privado. Era a él a quien llamaban hasta ahora los gobernadores, empresarios y ministros que querían comunicarse con la Presidenta.