Poderosos jefes territoriales iniciaron una rebelión en el peronismo que tiene como objetivo terminar con el liderazgo sin negociación al que los someten los Kirchner
Parece que no todo está en orden en el Bloque K de la Legislatura bonaerense.
Cansados del sometimiento de los Kirchner, un grupo muy importante de diputados bonaerenses, poderosos jefes territoriales del distrito más grande del país, iniciaron una rebelión en el peronismo. Apuntan a terminar con el odería K y por ende también el gobernador Daniel Scioli.
"Nos llevan a la derrota, esto se terminó", fue la inquietante conclusión a la que llegaron estos legisladores, los primeros que se le plantan a la Quinta de Olivos desde dentro "del proyecto".
El escenario inicial del motín que acaba de empezar fue veraniego, una constante en el PJ bonaerense, que suele aprovechar los veranos en Pinamar para poner en marcha estas intrigas preeleccionarias: 22 de los 37 legisladores bonaerenses con los que cuenta el Frente para la Victoria se reunieron en la casa que alquiló en ese balneario el presidente de la Cámara de Diputados de Buenos Aires, Horacio González, distanciado de Kirchner desde que éste,
tras pedirle varios favores políticos de importancia, finalmente lo ninguneó y evitó nombrarlo como presidente el Congreso del PJ provincial. Como nunca antes, y sabiendo de antemano que las charlas iban a trascender porque el número de invitados era enorme, los diputados hicieron catarsis y desplegaron críticas lapidarias al método de conducción K y a la "falta de gestión" de Scioli. Estos jefes del PJ, la esencia del corazón del aparato partidario que movilizó Kirchner en las elecciones de los últimos seis años, dijeron estar cansados que se los llame desde Olivos sólo para exigirles el uso de su fuerza política, pero nunca para pedirles consejo o "pagarles" (políticamente, se entiende) sus diferentes favores. Entre muchos otros presentes en el asado, estuvieron el presidente de bloque del FPV bonaerense, Raúl Pérez; Guido Lorenzino, Franco La Porta, Iván Budassi; Horacio Hogan, Juan de Jesús, Gabriel Bruera, Jorge Varela y Juan Garibotto. Esos nombres, desconocidos para el gran público, representan a un sector considerable del aparato del PJ bonaerense: De Jesús es el padre de Juan, intendente del Partido de La Costa; Gabriel Bruera es hermano de Pablo, el intendente de La Plata, Varela es el esposo de Stella Maris Giroldi, jefa comunal de Campana; y Patricio Hogan es hermano de Horacio, intendente de Miramar.
Budassi, por su parte, oriundo de Bahía Blanca, trabajó hasta hace poco como número dos de Ricardo Echegaray en la AFIP: en la reunión del lunes aceptó que Kirchner "siempre va a fondo, y eso tiene costos".
El marplatense Garibotto fue uno de los más divirtió a los comensales con sus frases irónicas sobre los daños colaterales que provoca el accionar de Kirchner: "Es un tipo raro. Yo, si hay mosquitos en mi casa, tiro Raid, pero Néstor les tira con misiles, prefiere bombardear todo", rió. Otro de sus chascarrillos, reconstruido por testigos, fue el siguiente: "Kirchner tiene que entender que a todos nos gusta que nos lleven al paraíso, pero no a patadas en el culo, como quiere hacer él".
Las críticas a como Kirchner conduce al PJ estuvieron centradas en los resultados de las elecciones legislativas de junio, donde el PJ oficial perdió contra el disidente de De Narváez: "Si seguimos aceptando las órdenes de Olivos como hasta ahora, terminamos liquidados", coincidieron los nuevos legisladores díscolos, que a partir de ahora exigirán mayor protagonismo, no sólo a los Kirchner, sino también a Scioli, a quien le pedirán más juego político para poder sacar las leyes en la Legislatura bonaerense.
"Fue una reunión de camaradería donde se habló con ciertas libertades, es cierto. Pero no se trató de una operación política contra el Gobierno", intentó justificarse ante Clarín Raúl Pérez, flamante jefe de un bloque que ahora duda de su identidad K.