Un año después de salvarse de la muerte por la pericia del piloto protagonista del "milagro del Hudson", dos pasajeros se enamoraron y viven juntos
Un año después de salvarse de la muerte por la pericia del piloto protagonista del "milagro del Hudson", Laura Zych y Ben Bostic, dos desconocidos que volaban a bordo del aparato, están enamorados.
El "milagro" hecho por el piloto Chesley "Sully" Sullenberger, que consiguió posar sobre las aguas del río Hudson el Airbus A320 destinado a estrellarse después de que unos pájaros arruinaran sus motores, a esta pareja no sólo le devolvió la vida, sino que le trajo el amor.
Laura y Ben no se habían visto nunca hasta aquel 15 de enero de 2009, en el abordaje del aparato. A ella, él le pareció atractivo; a él ella, preciosa. Pero ni se dijeron nada ni supieron nada el uno del otro después del accidentado final de aquel vuelo.
Laura, 31 años, nacida y criada en los fríos estados de Minesota y Dakota del Norte, se había trasladado a vivir a Carolina del Norte para ocupar un mejor puesto en la compañía en la que trabajaba. Se dedica al mundo de la moda y por eso había viajado a Nueva York en enero de 2009. Estaba en el asiento 17D.
Ben, natural de Carolina del Norte, es un ingeniero de programas, divorciado sin hijos que a sus 39 años estaba mayormente dedicado a su trabajo. Ocupaba el asiento 20A.
Ambos vivieron la angustia de ver la muerte de cerca y la alegría de comprobar que, gracias a "Sully", todo quedó en una falsa alarma.
Tras el hecho, no volvieron a verse. Ella confirmó que la fobia que tenía a los pájaros estaba justificada, porque casi le cuestan la vida. El pensó lo mismo respecto al miedo que le daba la posibilidad de morir ahogado.
Pero ambos sobrevivieron y continuaron con sus vidas. Ben no oculta que más de una vez, según dijo a CNN, pensó "qué habría sido de aquella guapa joven de piernas largas y melena rizada".
Y, de pronto, se encontraron en "Facebook" y se hicieron amigos. Seis meses después del accidente, unos 20 supervivientes se reunieron cerca de Charlotte, en Carolina del Norte, para celebrar el final feliz de aquel vuelo. Y allí Ben y Laura se conocieron personalmente.
Desde ese momento, su relación cambió y ambos están convencidos de que en el Hudson, además de la vida, ellos encontraron el amor.