El denominado 'poliamor' comienza a ser vivido a la luz de día por algunos argentinos. Quienes lo practican dicen ser más felices. ¿El fin de la monogamia?
A algunos les recordará a las comunas hippies, a los más modernos les vendrán a la cabeza los swingers o los fanáticos del menage á trois, pero para sociólogos y sexólogos encargados de catalogar la época, surgió una nueva práctica: la de los dos maridos, a la que califican de poliamor.
Sus cultores defienden las relaciones amorosas con más de dos miembros, en las que prima el amor y la intimidad, y no se admiten ni se tolera el engaño.
La sexóloga brasileña Regina Navarro Lins, autora de La Cama Reb/velada (pasado, presente y futuro del sexo y el amor), lo considera una muestra de lo que vendrá en términos de relaciones de pareja, como una alternativa al según ella desfalleciente matrimonio monogámico, publica en revista Viva.
Explica vía correo electrónico: "Considero que podemos amar a varias personas al mismo tiempo. No sólo a hijos, hermanos y amigos, sino también a aquellas personas con quienes tenemos relaciones afectivo-sexuales. Sucede todo el tiempo, pero nadie está dispuesto a admitirlo. El tema es que nos obligamos a elegir, a descartar a una persona en favor de otra, aunque dicha actitud suela ir acompañada de dudas y conflictos".
Uno no esperaría de los cultores del amor libre que quieran nuclearse en un organismo con figura legal, pero he aquí las contradicciones de la época.
El movimiento, que nació hace veinte años en los Estados Unidos y sumó adeptos en el Reino Unido y en Alemania, tiene varias organizaciones –como la Polyamory Society, con sede en Washington– que llevan adelante la bandera de las relaciones amorosas sin exigencia de exclusividad.
En noviembre de 2005 se realizó la Primera Conferencia Internacional sobre Poliamor en Hamburgo. Internet es, claro, uno de los lugares de encuentro. La Casa De Los 1.000 Cuartos, por ejemplo, es el primer programa ciberfónico de América latina sobre amor libre y poliamor. Y en sitios como polyamory.com y poliamor.net los poliamantes relatan sus experiencias y difunden eventos.
Juliette es la fundadora del grupo de poliamor de España. Así relata su historia personal. "Cuando me casé con Roland en 1998 no sabíamos nada del poliamor, pero yo sabía que no podía prometerle exclusividad. Empezamos una relación parcialmente abierta. (...) Conocimos a Laurel en julio de 2007, y ha sido un sueño tenerla en nuestra vida. Ella y yo somos amigas muy cercanas, pero no tenemos una relación romántica. Ella y Roland tienen una relación apasionada y cariñosa, que ha resultado en su embarazo y en la decisión de criar el hijo juntos, como una familia. Seguro que nos va a enseñar mucho sobre la familia, el poliamor y la convivencia en un mundo monógamo".
¿Qué factores impulsaron esta nueva forma de pensar las relaciones? Navarro Lins explica: "A partir de 1940 aproximadamente, el amor romántico se convirtió en un fenómeno de masas; todos pasaron a desear ese amor que propone la fusión de los amantes. Pero con la píldora se separó el sexo de la procreación y se lo unió al placer. Entretanto, nuestra época se caracteriza por la búsqueda de la individualidad, y comienza a dejar de ser atractiva la idea de fusión. El amor romántico empieza a salir de escena, llevándose la exigencia de exclusividad".
Los 'poliamoristas' aseguran que su filosofía no es más que la celebración de la naturaleza humana y que el enemigo no es el sexo extramarital sino la traición. También dicen que los celos no son innatos ni imposibles de superar.
Luz asegura que cada vez encuentra más personas con quienes relacionarse de esta forma, ya que priorizan la libertad en todos los planos.
El caso de Constantina Gambeta (29) viene a cuenta: la chica es tan amplia en sus relaciones como en sus ocupaciones. Canta, danza, da clases de portugués, fabrica comida y ropa. Dice que actualmente no está en pareja pero que tiene varios novios.
Y cuenta: "Estuve con un chico unos meses, después él se fue de viaje y apareció otro. Ahora no está porque como alquiló una casa en otro lado, va y viene. También tengo otro amigo con el que a veces estamos. Todos mis amigos viven esa historia".
¿Qué pasa con los que no comparten esta filosofía? Constantina contesta: "No me importa si un día me ven con uno y otra vez con otro. No tengo nada que aparentar. Siento que tenemos todo el amor para dar, y hay muchos seres hermosos en el mundo". Para Luz, la imagen de sus dos maridos fue la mejor forma de presentarse en sociedad, incluso con su familia. Su abuela le decía: "¿Pero cómo vivís con esos dos chicos?". Y ella jura que la situación generó sorpresa, pero no rechazo. "Yo entré a la casa de Joaquín con José de la mano. Y los padres de Joaquín nos dijeron: 'Bienvenidos'. Nosotros lo vivimos como algo natural y siempre fuimos aceptados".
Matías Echeguren (32) es un emprendedor que a los dieciocho años fundó su propia empresa. Cualquier madre estaría feliz de tenerlo como candidato para su hija, salvo por un detalle: no cree en la fidelidad. "Hasta hace poco vivía con una chica con la que estoy desde hace trece años. Ahora no vivimos juntos pero es mi compañera, aunque no es con la única con la que estoy".
¿Siempre tuvo clara su postura? "Hubo una relación estable y luego fue mutando. Nunca creí en el concepto de fidelidad, pero en los primeros años se daba naturalmente. Después, ante los primeros indicios de que queríamos abrirnos a otros, nos separamos. Pero volvimos a estar juntos, porque era muy fuerte el amor, y vimos que no era nada estar sexualmente con otras personas, que podíamos seguir siendo una pareja".
Matías reconoce que al principio lo asediaba la culpa. "Probé varias cosas: reprimir lo que sentía, mentir... Ahora pienso que lo que te sucede tenés que vivirlo, todavía estamos desestructurando nuestra mente social. Puedo relacionarme sexualmente con alguien como una forma del vínculo súper natural, y yo puedo tener con cualquier persona si lo siento así".
Para Navarro Lins, el concepto de fidelidad es un valor impuesto. "En un principio, se desconocía la idea de pareja. Cada mujer pertenecía a todos los hombres por igual y cada hombre, a todas las mujeres. Desde el establecimiento del sistema patriarcal, hace cinco mil años, comenzó a exigirse fidelidad a la mujer, porque el hombre tenía miedo de dejar su herencia al hijo de otro. Y con el cristianismo, se comenzó a exigir fidelidad a ambos sexos. A partir de entonces, tanto el sexo como el placer pasaron a ser considerados abominables".