A cinco meses del Mundial de Sudáfrica, el primero en territorio africano, el continente y el mundo del fútbol se conmovió ayer con el ataque armado sufrido por la Selección de Togo en la región angoleña de Cabinda, donde el equipo debía disputar desde el lunes la Copa Africana de Naciones.

En el ataque reivindicado por el brazo armado de las Fuerzas de Liberación del Estado de Cabinda (FLEC), que lucha desde 1975 por la independencia de este territorio, que ya dejó como saldo tres muertos: ayer fue el chofer de la camioneta que llevaba los bolsos y esta mañana el jefe de prensa (Stanislas Ocloo) y el ayudante de campo (Abalo Ametele) del entrenador del equipo, el belga Hubert Velud. En tanto, el defensor Serge Akakpo recibió una bala en la espalda y el arquero Kodjovi Obilalé fue baleado en los riñones y está muy grave.

"Fuimos ametrallados a la salida de Congo. Cuando estábamos entrando en Angola, nos dispararon una ráfaga por delante del autobús y nos tiramos al suelo", explicó uno de los jugadores, Thomas Dossevi, a AFP.

Sin embargo, y pese a la brutalidad del ataque, la Confederación Africana de Fútbol anunció que mantenía en pie la competición, que empezará mañana en Luanda. Pero la Confederación de Fútbol de Togo decidió retirar al equipo. Pero no sería el único equipo en abandonar el certamen. Es que Burkina Faso, Ghana y Costa de Marfil están analizando la posibilidad de dejar el campeonato.