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21 de noviembre de 2024
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La inseguridad lleva a la gente a electrificar sus casas
Creció 200 % la compra de cercos electrificados para proteger casas. La suba es respecto de 2008. Alertan sobre el peligro de instalarlos en forma casera
27 de diciembre de 2009
La inseguridad está cambiando las costumbres de los argentinos y también la geografía urbana de lo que alguna vez fue un país donde se podía tomar fresco sentado en la vereda.

La misma técnica que se usa en el campo para evitar que el ganado se escape es la misma que utilizan cada vez más argentinos para impedir que los asalten y protegerse, así, de la creciente inseguridad, informa el diario La Nación.

El uso de cercos o rejas electrificadas crece en la Capital y en el conurbano bonaerense, de la mano de los hechos delictivos más resonantes.

La demanda, según calculan empresas que se dedican a la instalación de este tipo de dispositivos, aumentó el 200 por ciento en el último año.

El titular de Tvo Sistemas de seguridad, Andrés Hulman, que se ocupa de la instalación de cercos eléctricos, explicó que su empresa ha venido verificando una demanda creciente durante los últimos años.

Considera que, particularmente en 2009, empezó con récords de pedidos que aún hoy se mantienen. "Entre enero y febrero pasados, instalamos más cercos en viviendas que en todo 2008", comparó.

Hulman agregó que espera una "avalancha" de pedidos en los próximos meses. "Ante cada nuevo hecho de violencia que toma estado público, las consultas de presupuestos se incrementan", detalló. Electrificar una casa mediana cuesta entre 3000 y 4000 pesos.

Coincidió un empleado de Seguridad Perimetral, firma instalada en San Fernando, provincia de Buenos Aires, que brinda varias opciones para intentar protegerse de la inseguridad. Entre ellas, el muro electrificado.

"En general, los pedidos llegan después de sufrir un robo en la vivienda. Piden que vayamos lo antes posible porque tienen miedo. El problema es que tenemos muchos pedidos, sobre todo de zona norte, por lo que, a veces, no damos abasto", comentó el empleado, que no quiso dar su nombre. Según contó, entre sus clientes hay empresarios, artistas y políticos.