La bajada de bandera pasó a costar $4,60, mientras que la ficha, 0,46 pesos. Es el noveno incremento desde 2003. En marzo, los taxistas insistirían con nuevas subas
Todo lo que va a ocurrir en los surtidores en los próximos 14 días podría resumirse en una brevísima conversación del viernes pasado entre petroleros. Era el mediodía en el hotel Sheraton, durante la celebración del día del petróleo, y representantes de Esso se acercaron a la mesa de Juan José Aranguren, presidente de Shell. "¿Qué hiciste? Nos estás forzando a subir los precios", le dijeron. "No es un problema mío ?contestó el de Shell?. Cada empresa tiene su propia política."
Lo hecho por Aranguren es en realidad una parte de la historia, que terminará con incrementos de entre el 6 y el 10% en las naftas y el gasoil, antes del 1° de enero, en todas las petroleras, para la Capital Federal y el conurbano bonaerense.
He aquí el paso de la discordia: Aranguren había acordado la semana pasada con sus proveedoras Pan American Energy y Oxy Petroleum pagarles más por la materia prima que les compra. Será un aumento gradual para llegar, en marzo, a 45 dólares el barril de crudo escalante (hoy está en 42) y a 46 el cañadón seco (hoy en 43). La iniciativa motivará traslados a los combustibles, probablemente en dos tiempos, de aquí a fines de año. Esso, por caso, empezó desde las 0 de hoy con un alza de 7 centavos en el gasoil. Después de negociar con Shell, Pan American le propuso el viernes a Esso un esquema similar y desencadenó la discusión.
"Nosotros no tenemos nada planificado en los surtidores ?dijeron en YPF?. Si el resto aumenta, se analizará." Aranguren tuvo menos vueltas: "Yo lo voy a trasladar. No tengo que pedir permiso". Petrobras prefirió no contestar y fue imposible contactarse con Esso. Sin embargo, los propietarios de las estaciones ya están al tanto de la medida.
La tendencia es en realidad bastante anterior a la negociación de Shell. Hace varios días algunos petroleros se encontraron con el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, que les autorizó lo que en realidad, dada la condición libre del mercado de los combustibles, no tendría por qué autorizar: incrementos en los precios. Así se maneja en los hechos, para espanto de los admiradores de Milton Friedman, el sector petrolero desde hace por lo menos cinco años: con permisos de palabra y en secreto.
El silencio es un elemento decisivo en todo este asunto. No por nada Moreno anda a los telefonazos, cazando ejecutivos de la industria ante cada nota periodística en que percibe indicios de consulta off the record. Y no en vano YPF ha aplicado este año, con éxito innegable, una política oscilatoria de precios en los surtidores del área metropolitana. Lo explicó ayer a este diario un operador del conurbano bonaerense con bandera YPF: "Un día nos mandan un aumento de 20 centavos. A las dos semanas, nos bajan 10. Pasan otros 15 días y nos vuelven a subir 10 centavos. Así, nuestro precio real es el promedio de esa franja. Es una política menos visible, pero efectiva".
¿Por qué aumentan en diciembre y no en enero?, le preguntó La Nacion a un experimentado ejecutivo de una productora. "Diciembre es el mes ideal: todo el mundo está tirando cañitas voladoras", se sinceró.
Como son sus propios proveedores ?controlan una compañía refinadora y productora a la vez?, los Eskenazi podrán aprovechar el incremento para seguir pagando la deuda que tienen con los españoles de Repsol por la compra de la empresa. No sobran los fondos. Si YPF les daba años atrás a los estacioneros crédito de hasta 30 días para la compra de gasoil y 15 días para la nafta, ese mundo ideal terminó con el ingreso de los banqueros en el directorio: ahora se paga al contado y, en algunos casos, 24 horas antes. "Se están financiando con nosotros", se quejó un operador que reconoció, no obstante, que tenía ahora más facilidades para la modernización de la estación.
Los Eskenazi han aplicado en el mundo de la refinación políticas del sector bancario. Por ejemplo, el crédito se da en función de un sistema de calificación basado en el balance de cada estación.
El resto de las empresas vive escenarios dispares. La reciente y dura negociación entre refinadores y productores provocó, en los últimos tiempos, situaciones comprometidas. Días atrás, Esso tuvo que esperar casi una semana porque Pan American Energy se negaba a descargarle un barco con crudo escalante en Caleta Córdoba, Chubut. La controlada de Exxon Mobil venía de pedirle prestado a YPF un cargamento anterior.
La vida es infinitamente peor para algunos estacioneros. Lo definió ayer, con ironía implacable, uno de estos propietarios: "Como la mitad cerró por el control de precios, los que quedamos trabajamos un poco más. Yo estoy vendiendo el doble de nafta que hace dos años".