La compra de acciones por parte del gigante mediático del cable Comcast crea un verdadero monstruo de la pantalla chica sin precedentes en los Estados Unidos
El acuerdo para que el gigante de la televisión por cable Comcast se quede con el emporio mediático NBC Universal podría cambiar la cara de la televisión estadounidense y forjar una empresa gigante, con una concentración de poder sin precedentes en el contenido e infraestructura del entretenimiento.
Para Brian Roberts, el jefe ejecutivo de Comcast que convirtió a la compañía familiar en el mayor proveedor de televisión en el país, el acuerdo no gira simplemente en torno a la acumulación de poder.
En cambio, considera que es un intento por adelantarse para el día no tan distante en el que desaparezcan los límites, que ya se están tornando borrosos, entre la televisión, el cine en casa, Internet y las comunicaciones telefónicas.
El Los Angeles Times indicó que el acuerdo representa un "cambio crucial" en la industria del entretenimiento que subraya la forma en la que las compañías de cable lograron dominar a las productoras de contenido.
Comcast ofrece ya televisión por cable, Internet de banda ancha y servicios telefónicos a más de 25 millones de usuarios estadounidenses. Es dueña de varios canales de televisión por cable, como el Golf Channel, Versus y E Entertainment, así como de emisoras regionales deportivas en Philadelphia, el área de la bahía de San Francisco, Washington DC y otras tantas.
La unión de los bienes de NBC-Universal a esta cartera de medios permitirá a la compañía mejorar ampliamente su posición y hacer dinero tanto si los consumidores ven el contenido a través de la televisión, el teléfono o un ordenador.
El acuerdo se "ajusta perfectamente a Comcast y nos permitirá convertirnos en líderes en el desarrollo y distribución de los medios multiplataforma que los consumidores estadounidenses están demandando", dijo Roberts en un comunicado al anunciar el negocio. Una posibilidad sería que Comcast utilice sus conductos, que llegan a una cuarta parte de los hogares norteamericanos, para impulsar la programación de NBC Universal.
La transacción representa además un bienvenido impulso para General Electric (GE). El conglomerado industrial y financiero de 117 años de antiguedad estuvo asociado a NBC desde que ésta fue fundada como una emisora radial en 1926 y es dueño de un 80 por ciento de la compañía mediática, mientras que Vivendi-Universal cuenta con el 20 por ciento restante.
En los últimos años, los accionistas han visto cada vez más a NBC- Universal como una distracción innecesaria, especialmente porque NBC ha registrado una prolongada caída en los índices de audiencia desde la desaparición de sus exitosos programas de la década de 1990, como Seinfeld o Friends.
Junto a la venta de otros bienes no centrales, el acuerdo con Comcast le ofrecerá a GE una reserva de efectivo de unos 20 mil millones de dólares "que tiene previsto volver a asignar a una infraestructura de negocios global de alto rendimiento", según dijo el jefe ejecutivo de la empresa, Jeff Immelt. "Creemos que habrá múltiples oportunidades de inversión con rendimiento atractivo", añadió.
Pero no todos están encantados con el acuerdo. Algunos analistas se preguntan si Comcast realmente podrá generar la sinergia que espera tener. Los expertos mencionan otra gran fusión de medios, la alianza en el año 2000 entre AOL y Time Warner, como una señal de que podría ocurrir un gran desastre. Roberts, sin embargo, insistió en que esta comparación "no se ajusta" a la situación.
Lo que sin duda es relevante es la preocupación del público y de las autoridades regulatorias sobre el nuevo acuerdo.
Según algunas estimaciones, Comcast controlará uno de cada siete canales de televisión en Estados Unidos. Las organizaciones de acceso a los medios se mostraron indignadas este jueves por la concentración de poder y las autoridades de regulación en Washington prometieron analizar en detalle el pacto.
"Ninguna entidad debería tener control sobre una audiencia tan grande", manifestó en una declaración Andrew Schwartzman, presidente del Media Access Project, un organismo de control de los medios y compañía legal de interés público.
El grupo Free Press convocó a la Casa Blanca a bloquear la fusión con el argumento de que la nueva entidad podría cobrarle de más por contenido a las compañías de cable rivales y controlar demasiado el floreciente mercado de video online.
"No pueden ignorar la seria amenaza que representa esta fusión", dijo Corie Wright, abogada del grupo.
Otros temen que este acuerdo impulse una ola de grandes fusiones entre los competidores para buscar alcanzar el tamaño de la nueva compañía y que el contenido se volverá más aburrido y caro.
"La integración vertical entre la distribución y el contenido ha sido históricamente mala para la creatividad", aseguró Mark Cooper, director de investigaciones de la Federación de Consumidores de Estados Unidos. "Realmente tememos que esto aplaste la creatividad", agregó.