Tras cuestionar con razón las testimoniales, el ex sabueso podría recalar en Cultura y Educación, o como segundo en la Jefatura de Gabinete
Santiago Montoya vuelve por la puerta grande al gobierno bonaerense.
Volvería tomar un área administrativa de la Jefatura de Gabinete o tal vez convertirse en el nuevo director de Cultura y Educación.
Su retorno a los primeros planos tuvo su primer capítulo este mediodía, cuando celebró su casamiento con una lujosa fiesta en San Isidro, a la que acudieron funcionarios de primera línea del Gobierno nacional y el provincial, una muestra de que las rencillas de hace sólo unos meses quedaron en el olvido.
Su desembarco en Educación es la última probabilidad que manejan cerca de la Gobernación, según señalan, porque fue una de las pretensiones que el propio Montoya le acercó a Scioli. Pero no la única: también le acercó una carpeta con un proyecto para dividir la jefatura de Gabinete que comanda Alberto Pérez, creándole un área administrativa en la que, se supone, él sería su máxima autoridad.
El actual director de Cultura y Educación, Mario Oporto, es uno de los funcionarios del Gabinete sciolista que más complicada tendría su continuidad, hasta el punto de que pocos de los que frecuentan al Gobernador lo imaginan inaugurando el próximo ciclo lectivo. Quizá Montoya se informó de esa tensión, antes de su última solicitud.
Allegados al cordobés aseguran que retomó relación con Scioli después de las elecciones, con diálogos frecuentes que se intensificaron en los últimos días. La sede suele ser las oficinas que el Gobernador tiene en la sede porteña del Banco Provincia.
“Los encuentros que tuvieron la última semana suman como doce horas de charla”, calculan los asesores del cordobés. El tema recurrente, dicen, fue las dificultades que atraviesa la administración pública, “y algunas ideas que Santiago tiene para darle un shock a la provincia”.
Fuentes de la Casa Rosada confiaron a Lapoliticaonline que el retorno de Montoya al gobierno bonaerense lejos estaría de tratarse de un acto de rebeldía de Scioli, una actitud poco habitual en él. Respondería, por el contrario, a una reconciliación del cordobés con Néstor Kirchner, quien fuera el principal gestor de su salida.
El propio Scioli es quien cuando sondea nombres para sumar a su Gabinete, aclara que siempre tendrán la venia del santacruceño, y si es necesario, gestiona reuniones con el patagónico.
Si bien todavía no se conocen ofrecimientos formales, por la talla de los invitados que tuvo su casamiento este mediodía, puede deducirse que Montoya tiene varias puertas interesantes para golpear.
El ex funcionario, de 49 años, contrajo enlace con Ana Sánchez, tres años menor que él, y ambos divorciados.
Hasta el lujoso salón de la Rosa Negra del Jockey Club de San Isidro se acercó el Gobernador Daniel Scioli, acompañado de su esposa Karina Rabolini y su hija Lorena. También se vio a su hermano y secretario general de la Gobernación, José Scioli, y al actual jefe de Arba, Rafael Perelmiter.
Irritante, pero esperable, fue la presencia de Felipe Solá, enfrentado a todo lo que roce a la Casa Rosada. Y no faltó la siempre simpática charla de Antonio Cafiero, el peronista más famoso de San Isidro, donde reside Montoya, según él, también admirador de Juan Perón.
Por el gobierno nacional estuvo nada menos que Juan Carlos Mazzón, el principal operador político de Néstor Kirchner, a quien Montoya conoce desde hace años, y también suele participar de sus cumpleaños. Su presencia vislumbra la reconciliación entre el contador y el patagónico.
De costado, miraron el ex jefe de Gobierno Jorge Telerman, y el jefe del bloque de diputados nacionales del Ari, Adrián Pérez. No podía faltar el presidente del club Belgrano de Córdoba, Armando Pérez.
A la mesa se sentaron también los intendentes Sergio Massa (Tigre), José Eseverri (Olavarría) y Pablo Bruera (La Plata), una tríada que meses atrás le pidió consejos a Montoya sobre la siempre alicaída recaudación municipal.
Hubo periodistas de renombre como los TN Santo Biasatti, Gustavo Sylvestre y Jorge Fontevecchia, dueño de la Editorial Perfil.
La celebración no se extendió mucho más que el almuerzo, ya que a las 17.30 Montoya tenía previsto el vuelo para su luna de miel, cuyo destino no quiso mencionar.
Será ahí, donde medite su futuro.