Intenso concierto del panameño en el Luna Park. Tres horas de salsa pura. Un público subyugado por la potencia de su música y una sólida banda
Por Roberto Aguirre BlancoCon sólo tres visitas oficiales a Buenos Aires, pareciera que Rubén Blades tiene una deuda de presencia con el público argentino.
Sin embargo, esto no es así, ya que no sólo la admiración mutua sigue latente, sino que sus seguidores siguen siendo fieles y han crecido con los años.
Así quedó demostrado en el concierto lleno de energía y calidad que Blades y su banda “Seis del Solar” brindaron la noche del martes en el Luna Park ante una Buenos Aires rendida a los pies de su ritmo salsero.
Después de la visita inicial de 1983 cuando tocó en el estadio Obras con "Los Abuelos de la Nada" de teloneros, y un fugaz concierto en 1998, la llegada del músico panameño en el 2009 para presentar ”Todo Vuelve” fue una fiesta compartida por miles de seguidores.
El hombre no necesita “salsar” para conmover y hacer vibrar al público, no tiene que gritar para fijar una posición ideológica a la hora de cantar, sino sólo dejarse llevar por la convicción de sus letras y el ritmo embrujado del Caribe que la banda potente que lo acompaña interpreta en el mejor idioma del son.
Blades ya lo había anticipado: no habría sorpresas en el repertorio, sus mejores temas elegidos por el público en Internet -su nueva herramienta de trabajo- estuvieron presentes y con ellos deleitó a una platea “caliente” que lo acompañó por tres horas sin parar de mover los pies.
El inicio con “El padre Antonio y El monaguillo Andrés” marcó el rumbo de una noche donde ninguno de los éxitos de 40 años de la carrera del panameño quedaría afuera.
Blades volvió a girar por el continente a partir de agosto pasado, luego de abandonar su carrera por cinco años tras aceptar un cargo de Ministro de Turismo en el actual gobierno de su país.
El autor de “Tiburón” se mostró orgulloso de su paso por la función pública y reafirmo su convicción que desde la política” se pueden hacer cosas positivas y ser solidarios”.
A cada momento del expresivo concierto la banda “Seis del Solar” toma protagonismo por derecho propio y se luce en momentos increíbles como sucedió con su trompetista invitado y sus percusionistas.
Blades también jugó con el público y como un maestro de ceremonias deleitó con pequeños pasos de comedia -buen actor al fin y al cabo- y contó anécdotas con un tinte bien argentino.
Como cuando en 1965 siendo un joven de 20 años se presentó en un hotel de Panamá para que el músico argentino Piero, en ese momento un referente para él, lo escuchara con uno de sus primeros temas que tenían una fuerte carga de denuncia social.
En aquel momento, el panameño quiso que Piero grabara su canción, pero el argentino se negó y le exigió que lo hiciera el mismo para “ser dos que hacemos y decimos lo mismo”.
En la platea el autor de “Mi Viejo” aplaudió todo el show y este homenaje también tuvo un recuerdo importante de Blades para otros músicos nacionales y uno especial para la inolvidable Mercedes Sosa.
En el repertorio no faltaron “Desapariciones”, “Decisiones”, “Buscando Guayaba”, el emblemático “Buscando América”, donde el panameño recordó que “La guerra no terminó y aún hay mucho para luchar”.
“Hay canciones que me preguntan a veces por qué las seguimos cantando. Seguimos porque hay que cantarlas siempre”, resaltó el ex candidato a presidente de Panamá.
El final fue puro éxtasis con el ya himno “Pedro Navaja”, la canción que Gabriel García Márquez alguna vez describió como el mejor cuento que escuchó en su vida.
En este cierre, la banda sacó lustre a la calidad interpretativa de cada uno de sus integrantes para el fin de una noche mágica.
La avenida Corrientes cambió por un rato su ritmo de dos por cuatro, que tanto admira Blades, por el son de los timbales, las maracas, y los vientos para una salsa bien condimentada.