Moshe Katzav, el presidente israelí, quedó al borde de la renuncia y no precisamente por una crisis política.

Este lunes desistió de asistir a la inauguración de las sesiones legislativas, de la que varios diputados habían anunciado que se retirarían cuando ingresara el mandatario.

El jefe de Estado, que tiene 10 denuncias en contra y a quien la Policía recomendó acusar de violación y otros cargos, dejará su cargo si es procesado.

Los problemas para Katzav por el escándalo desatado por las duras acusaciones de abuso sexual en su contra siguen aumentando.

Después de que la Policía informara que hay pruebas suficientes para acusarlo de violación, acoso sexual y escuchas ilícitas, el mandatario desistió de participar de la sesión inaugural del Parlamento.

La Policía investigó en las últimas semanas diez denuncias contra Katzav, dos de ellas por violación y el resto por acoso sexual, formuladas por ex subordinados suyos desde que era ministro de Agricultura.

Los investigadores informaron a la Fiscalía General que hay suficientes pruebas acumuladas para acusar al mandatario por los tres cargos, lo que no hizo más que aumentar la presión pública para que renuncie.