Miles de fans siguen al artista inglés que vuelve a tocar en la Argentina. Dos shows impactantes con La Portuaria como grupo soporte y toda la polémica que sabe despertar
El cantante británico Robbie Williams finalmente da sus conciertos en el Monumental, en el marco del Close Encounters Tour, donde presenta su reciente placa discográfica, Intensive care, además de estrenar algunas de las canciones de lo que será su próximo álbum, Rudebox.
Por ese motivo, las fanáticas del ex Take That, que durante toda esta semana se agolparon tanto en las inmediaciones de Puerto Madero –donde se ubica el hotel que hospeda al vocalista– como en los centenares de carpas que se pugnan por entrar en primer lugar al estadio donde el inglés dará sus shows culminarán su tensa espera.
Para esta nueva presentación del cantante llegaron desde Inglaterra más de cuarenta toneladas con los elementos que requiere la producción de la estrella, con materiales que van desde consolas y pantallas hasta muebles para su propio camarín.
Al envío inglés, se sumaron en Buenos Aires unas veinte toneladas más que incluyen 130 aparatos de iluminación móvil, tres pantallas de video y circuito cerrado de televisión compuesto de 9 cámaras digitales.
Y, desde Bélgica, provenientes en ocho containers llegó todo el material pesado que incluyó las estructuras del escenario y el techo de veinticinco metros de ancho por veinte de fondo, que dará vida a uno de los shows más importantes y esperados del año.
El Faena Hotel de Puerto Madero, donde se aloja el chico malo del pop británico y uno de los mejores showmans que haya dado al escena actual –y en el que debe estar jugado en su Playstation 3, que le solicitó a la organización– tiene una Suite Imperial de dos pisos del hotel y reservó otra treintena de habitaciones para los miembros de su equipo.
Los empleados del Faena comentaron que si bien algunos fanáticos se acercaron al lugar para intentar ver a su ídolo, no existe una algarabía y un descontrol por llegar hasta él.
Desde el lujoso predio comentaron además que las pocas veces que salió Williams del hotel, lo hizo en autos con vidrios polarizados.
El inglés ocupó una habitación valuada en unos 3.500 dólares la noche y que está equipada con televisores pantalla plana LCD de 42 pulgadas, living, comedor, un jacuzzi gigante, cocina y horno, freezer y varios baños para su total comodidad.
Lejos de las extravagancias de las estrellas de su estirpe, Robbie sólo solicitó un régimen alimenticio estricto, pidió que no haya ningún tipo de bebida alcohólica ni chocolates a su alrededor y solicitó una bicicleta estática y una cinta de correr para hacer deporte.
Durante la gira, el músico encabezó el periplo con una comitiva que reúne a cien personas –que incluye su chef y fisioterapeuta personal– y su propio centro de entretenimiento, compuesto por un DVD, Playstation y Equipo de Sonido, con mezclador para DJ.
El cantante ya visitó la Argentina en noviembre del 2004 y acaba de concluir su paso por Chile, donde lo vieron más de cincuenta mil personas, en un show de dos horas que ofreció en la ciudad de Santiago.