Se despidió de pie y con el deber cumplido. Vélez jugó con altura en los 2.850 metros de Quito y sólo le falto cierta justeza para clasificar a semifinales de la Sudamericana.

Sin embargo, en la última media hora se quedó sin reservas físicas y Liga aprovechó su momento para ganar 2-1. Y meterse entre los cuatro mejores de la Copa.

En el primer tiempo, el Fortín dio una lección de cómo jugar en la altura. Franco Razzotti y Víctor Zapata coparon el mediocampo, la línea de fondo se paró muy cerca de los volantes y en ataque apeló a la velocidad como bandera.

Por eso, casi no pasó zozobra en su arco y, sobre el final, encontró la ventaja.

Antes de abrir el marcador, Vélez contó con varias aproximaciones. Leandro Caruso, Rodrigo López y Fabián Cubero probaron de media distancia, pero entre la falta de puntería y las atajadas de Domínguez el marcador se mantenía en cero.

Hasta que Maxi Moralez habilitó a Emiliano Papa, este envió un centro y el uruguayo anticipó al uno para decretar el 1-0.

Pero todo cambió después del entretiempo. Jorge Fossati empezó a mover el banco, las modificaciones surtieron efecto y el Fortín sintió el desgaste luego de la primera etapa. El 10 del elenco de Liniers, cuando estaban 1-0 arriba, estrelló un remate desde 35 metros en el travesaño y ese fue el último embate de los del Tigre.

Vélez se metió en el duelo golpe por golpe que Liga propuso en el segundo tiempo y el físico le pasó factura. A los '21, después de poner en jaque a Germán Montoya, Enrique Vera peinó un centro preciso y empardó el juego. Siete minutos más tarde repitió la fórmula: tras otro envió aéreo el paraguayo Espínola sentenció el 2-1 y la serie.

Los de Gareca ya no tenían combustible para ir en busca de un empate que, en realidad, significaba la clasificación. Sin piernas ni ideas, Vélez casi no atravesó la mitad de cancha y Domínguez se convirtió en un espectador de lujo del último cuarto de hora.

Para el Fortín, el tren de las semifinales ya había pasado. Estuvo cerca de subirse, pero se quedó sin aire en el último escalón. Y Liga de Quito no perdonó y dejó a la Sudamericana sin participantes argentinos.