En una entrevista, el nuevo embajador en la Argentina de la Unión Europea, Gustavo Martín Prada, dijo que los bloques pueden cerrar un acuerdo de libre comercio
A comienzos de noviembre, en Río de Janeiro, el Mercosur y la Unión Europea, retomarán las negociaciones técnicas para concretar un acuerdo de libre comercio, una posibilidad que se revitalizó desde la suspensión, sin fecha de las negociaciones en el marco de la Ronda de Doha.
La voluntad de acuerdo se potencia con las visitas a la Argentina, en paralelo, de las comisarias europeas de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero Waldner, y de Agricultura, Marianne Fischer-Boel.
El embajador de la Comisión Europea en Buenos Aires, Gustavo Martín Prada, cree que está todo dado para cerrar el acuerdo a la brevedad, según indicó en una entrevista al diario Infobae.
–¿Llevará la UE una nueva propuesta a Río?
– No es el momento de entrar en detalles. En este tiempo ambas partes han avanzado aspectos de la negociación a la prensa y no ha sido una buena política. La ventaja ahora es que unos y otros son muy conscientes de los objetivos y limitaciones de ambas partes. Será cosa de lograr un paquete que combine lo que ambas partes quieren. Nunca se obtiene el ciento por ciento. Es el momento de dar a la negociación una velocidad mayor para que concluya en el corto plazo.
–¿Qué ha cambiado como para que todos sientan ahora que el acuerdo está al alcance de la mano?
–Por ejemplo, ha habido un crecimiento industrial muy importante en la Argentina. No es lo mismo negociar un acuerdo de este tipo en medio de una situación de crisis que en una de crecimiento. Pero tampoco creo que se debe exagerar el impacto industrial. Estos acuerdos permiten algunas excepciones y son muy progresivos, con plazos que van hasta los diez años, por lo que no creo que vaya a ser negativo para la industria ni para ningún sector. A veces, dentro de un mismo sector industrial, no estamos hablando de las mismas calidades ni de los mismos precios. Además, las economías, cada vez más, crecen por el comercio intraindustrial. Creo que el debate de proteger sectores es un poco de otra época. En la mayoría de los sectores hay más compatibilidades que competencias.
–Entonces, ¿por qué es tan difícil?
–Porque negociar es muy difícil. Europa también negocia con dificultad con el Consejo de Cooperación del Golfo, con países que no son productores agropecuarios. Las dificultades tienen más que ver con que los bloques tienen procesos de integración que pasan por distintas etapas de su evolución. Los europeos han hecho cosas hace muchos años que a veces esperan que el Mercosur también concrete y no es el caso. Por ejemplo, en la oferta europea un producto podría entrar por cualquier país y circular sin que se produzcan variaciones, lo que no podría existir en el Mercosur. Y eso complica. Las sensibilidades sectoriales, por supuesto que también. Se viene discutiendo desde hace cinco años y algunas negociaciones han durado mucho más
–¿Soportaría esta negociación muchos años más?
–Tengo la esperanza de que no sea necesario contestar esa pregunta. Porque se puede terminar la negociación en el tiempo más corto posible.
–¿La promoción de los Estados Unidos de tratados de libre comercio aceleró los tiempos?
–Nunca sentí que existiera una competencia con los Estados Unidos por el Mercosur. México y Chile tienen acuerdos con nosotros y también con los Estados Unidos. Sí hay una competencia por inversiones y el acuerdo traería muchas inversiones al Mercosur.
–¿Conviene apurarse para que Venezuela entre en la negociación con el paquete cerrado?
–No nos preocupa el momento en que se incorpore. Eso lo tiene que decidir el Mercosur.