Si lo condenan, puede terminar en prisión. Fue procesado por los delitos de coacción agravada, daños, lesiones leves y privación ilegal de la libertad
Cinco años después de la toma de la comisaría de La Boca, el dirigente piquetero Luis D´Elía, que lideró aquella violenta ocupación, fue procesado por los delitos de coacción agravada, daños, lesiones leves y privación ilegal de la libertad.
No quedó detenido, pero la gravedad de los delitos que se le imputan es tal que, si resulta condenado por estos hechos, deberá ir a prisión. El procesamiento fue dispuesto por el juez federal Sergio Torres, que dispuso además un embargo por 100.000 pesos sobre los bienes de D´Elía.
La comisaría 24a. fue tomada en la madrugada del 26 de junio de 2004, pocas horas después del asesinato de Martín Cisneros, un dirigente social de La Boca. Un grupo de 40 personas, con D´Elía a la cabeza, copó la comisaría para reclamar la detención del asesino de Cisneros. Hubo golpes, amenazas y destrozos.
Ayer, D´Elía denunció que su procesamiento es una maniobra de "la derecha política y económica de este país" y acusó a Torres de ser un "títere" de "quienes llevan adelante una escalada brutal contra los movimientos sociales en todo el país" (de lo que se informa por separado).
En su fallo, el juez sostuvo que D´Elía desalojó por la fuerza a los policías, le pegó una trompada a uno de ellos, rompió dos patrulleros, destruyó computadoras, muebles y teléfonos, y tuvo secuestrado dos horas a un grupo de personas, entre ellas, una embarazada.
"La pretensión en sí (el esclarecimiento de un crimen) está lejos de ser tachada de injusta, mas lo que aquí se discute es la forma empleada para ello -afirmó el juez en su fallo de ayer-. Lo que se les enrostra a los nombrados no es el reclamo orientado a obtener justicia, sino su materialización mediante actos claramente violentos y agresivos."
La detención que exigían los piqueteros finalmente ocurrió. Juan Duarte, a quien ellos acusaban del homicidio de Cisneros, fue arrestado y condenado por ese crimen. En la madrugada de la revuelta, D´Elía y sus compañeros acusaban a la policía de estar encubriéndolo.
Junto con el líder piquetero fueron procesados ayer otros militantes: el coordinador del comedor Los Pibes, Angel Borello, que al momento de la toma era presidente de la Federación Tierra y Vivienda (FPV), y Luis Alberto Bordón (padre de un chico asesinado en Mendoza en 1997), que participó también de la ocupación.
El descargo
Cuando declararon, los acusados sostuvieron que ellos no habían tomado la comisaría, sino que los agentes la habían abandonado; que los destrozos los habían hecho los propios policías y que no se había impedido que nadie saliera de la seccional.
Algunos no se fueron, dijeron los piqueteros, porque le temían a la policía, que estaba afuera.
Según el juez, nada de esto se sostiene. "Parte del personal se vio obligado a abandonar la dependencia por los techos", advirtió en su fallo. Para Torres, no quedan dudas de que D´Elía y sus acompañantes entraron "en forma violenta" y "desalojaron por la fuerza" a los policías. Luego de escuchados los testigos, no es razonable sostener otra cosa, advirtió Torres.
El juez también consideró probado que los ocupantes tuvieron secuestradas durante dos horas a tres personas: Juan Pacciani, Fernando Ezequiel Pacciani y Mónica Godetti, que estaba embarazada. Ellos estaban haciendo una denuncia cuando se produjo la toma.
En este expediente también están acusados el comisario Cayetano Vicente Greco, que estaba al frente de la seccional de La Boca; el ex secretario de Seguridad Norberto Quantín y quien era su segundo, José María Campagnoli. Ellos participaron en las negociaciones para conseguir el desalojo de la comisaría y Campagnoli estuvo esa madrugada en el lugar. Ambos fueron denunciados por no haber cumplido la orden de la jueza de instrucción María Angélica Crotto, que, por teléfono, le había dado instrucciones a Greco para que recuperara la comisaría y detuviera a D´Elía y sus acompañantes.
Los procesamientos de ayer son el primer avance de trascendencia que tuvo este expediente, que en cinco años pasó por seis jueces diferentes.