Les quita el sueño el desempleo y sufrir pérdidas significativas. El 70% dijo estar satisfecho con su realidad. La "esperanza de vida feliz" es de 54,9 años
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentó a fines de 2008 un informe que propuso incluir la felicidad y la satisfacción con la propia vida para entender a los latinoamericanos. Así, sugiere que los argentinos están más felices con sus propias vidas que con el curso del país y que perciben la realidad peor de lo que se supone que es.
"Chile es uno de los países más prósperos de América latina, pero los habitantes de diez países con ingresos inferiores per cápita se declaran más satisfechos con su calidad de vida. Esto revela que la calidad de vida no es sólo producto de las condiciones objetivas. La forma como los individuos perciben esas condiciones también son dimensiones centrales", dijo el informe.
Los expertos del BID propusieron una ecuación que arrojó resultados sorprendentes. ¿A cuánto tendría que ascender el ingreso de un argentino que sufre un cambio en su vida para mantener su satisfacción inicial?
Si se quedara sin amigos a quienes acudir, debería ganar 7,5 veces más para sentirse igual de feliz. Si perdiera su salud, su ingreso debería ser 3,6 veces mayor; si perdiera la fe, necesitaría 3,3 veces más dinero, y para compensar la angustia de no poder pagar sus alimentos necesitaría 10 veces su salario. Quedarse sin teléfono parece ser una gran angustia: necesitaría duplicar sus ingresos, aunque si se divorciara, sería suficiente sólo con recibir un aumento del 60%.
El 70% de los argentinos se define como feliz, porcentaje que se mantiene estable pese a la crisis económica, según surge de tres monitoreos que realizó el Centro de Economía Regional y Experimental, que dirige Victoria Giarrizzo, investigadora de la UBA. El primero, en 2006; otro, en 2007, y el último, en agosto de este año.
Cuando se le preguntó a la gente si la crisis incidía en su felicidad, el 85% dijo que sí, pero el 53% aclaró que no mucho. "Lo que ocurre es que lo que más afecta la felicidad son los cambios. Al estar transitando un período de estabilidad dentro de la crisis, es esperable que se recuperen los niveles de felicidad porque los argentinos nos adaptamos pronto. Para los argentinos, la felicidad son momentos; alcanza con recordar unos cuantos para sentirse feliz", apunta Giarrizzo.
Las principales causas de la infelicidad son, según el estudio, el desempleo, el atravesar problemas vinculares o el sufrir pérdidas significativas.
No obstante, el empleo es una de las cosas que nos quitan más felicidad, según el estudio: el 45% dijo que el trabajo lo hace poco feliz, sobre todo por la cantidad de horas que insume, por el poco dinero que se gana y a causa de la mala relación con los jefes. Como contrapartida, cuando se les preguntó qué los harían más felices, "ganar más dinero" fue la respuesta más repetida.
El World Database of Happiness es un instituto de la Universidad Erasmo de Rotterdam, Holanda, dedicado a estudiar la felicidad mundial. Mide la alegría argentina, entre otras, desde 1981. Los últimos estudios que muestra son de 2009 e indican que somos más felices que en aquel entonces: hoy, nuestra calificación es de 7,45 (en una escala de 1 a 10) y por entonces era de 6,8. En 2002, fue de 5,6.
En septiembre último, elaboró un ranking mundial de esperanza de vida feliz. Este indicador mide cuántos años felices se espera que una persona transite en toda su vida, en función del lugar en el que nace y vive. Los argentinos tenemos una esperanza de vida feliz de casi 55 años (54,9), lo que ubica al país en el puesto 25° entre 140, por encima de Italia, donde el promedio es de 54,4 años y por debajo de Alemania, con 55,2 años. El ranking lo lidera Costa Rica, con 66,7 años de vida alegre. De hecho, el informe del BID destaca a los habitantes de ese país como los "más satisfechos en la región, con la vida que llevan" .
Según el último ranking mundial de felicidad que elabora regularmente la consultora Gallup TNS, a principios de 2009 se señaló que la Argentina se ubica en el puesto 13 de 56 países ordenados según la felicidad de sus habitantes.
El informe destaca que, aunque el 84% de la población argentina se define como muy feliz o bastante feliz, llama la atención que seamos personas que nos preocupamos mucho por las cosas que nos ocurren. Así, sólo el 35% de los argentinos dijo que se toma las cosas como son, mientras que, a nivel mundial, el 62% de la gente dijo que no se hace problema por las cosas.
En síntesis, los argentinos viven más preocupados que el resto del mundo, aunque esto no incide en su felicidad.
"La única evaluación comprensiva de la calidad de vida que no requiere mezclar diversos indicadores en forma más o menos arbitraria es la que los individuos hacen de sí mismos cuando se les pregunta por su nivel de felicidad. Pero eso no implica que las políticas públicas deban tener como objetivo maximizar la felicidad. Esto se debe a que muchos de los aspectos más importantes de la vida, como las amistades o las creencias religiosas, no admiten interferencia del gobierno - señala entre sus conclusiones el informe del BID-. Pero, por esas mismas razones, los políticos y gobernantes deben tratar de entender cómo se forman las percepciones y cómo influyen las actitudes de los individuos."