Especialistas hablan de "epidemia" entre adultos de entre 18 y 32 años. Dicen que, entre otras razones, el incremento se debe a que las mujeres son cada vez más exigentes
Los expertos aseguran que los adultos jóvenes se animan caa vez más a enfrentar sus problemas sexuales. Será por eso que para la estadística, la eyaculación precoz se ha convertido en una epidemia.
Según lo reconocen los médicos especialistas en el tema, la cantidad de consultas por eyaculación precoz en el país, en varones de entre 18 y 32 años, no deja de aumentar. De los 1.500 pacientes que pasan en un año por el Programa de Sexología Clínica del Hospital de Clínicas, el 40% llega en busca de una solución para su falta de control en la expulsión del semen durante una relación sexual. Más fuerte todavía es el registro que lleva el servicio de disfunciones sexuales del Hospital Tornú: el 90% de los hombres de hasta 25 años hace la consulta allí por este problema.
"Sí, es una epidemia", reconoce Juan Carlos Kusnetzoff, director del Programa Sexología del Clínicas, consultado por Clarín. Pero el médico, que dirige la cátedra libre que da la UBA sobre este tema, encuentra las razones del aluvión de consultas en la historia social reciente. "Desde 1983 en adelante la Argentina tuvo una apertura neuronal. Aunque todavía nos falta superar siglos de educación sexual, los hombres y las mujeres están más liberados a hablar del tema, a acompañarse y a tomarlo como algo que puede ocurrir", explica.
"Es una epidemia porque la gran mayoría de los varones no ha tenido educación sexual y mucho menos sabe cómo controlar la respuesta eyaculatoria", entiende Gustavo Rodríguez Baigorri, urólogo, sexólogo y psiquiatra, responsable del área en el Tornú. Y sigue: "Las mujeres, lo mismo: sin estar informadas demandan y exigen una actuación que a veces es irreal, tal vez motivadas por la frivolidad en la que vivimos".
"La mujer ha cambiado en cuanto a sus exigencias, a explicitar lo que le gusta, a no aceptar ciertos paradigmas que antes estaban establecidos culturalmente. Las chicas ahora leen, estudian, consultan", aporta Adrián Sappetti, médico psiquiatra y sexólogo clínico del Hospital Durand.
¿Qué se reconoce técnicamente como eyaculación precoz? En este punto, hay diferencias. Para Kusnetzoff no existe un parámetro temporal. "No se pueden contar minutos o bombeos. Si existe la imposibilidad de controlar voluntariamente la eyaculación ya es un problema", sostiene. Sapetti y Rodríguez Baigorri se inclinan más por las nuevas investigaciones, que hablan de tiempo. "Las nuevas definiciones aseguran el problema si el paciente acaba dentro del primer minuto", dice Sapetti.
¿Y las causas? "Al no enseñarnos oficialmente aprendemos de las películas XXX. Ajusticiarse delante de la computadora ya es un deporte nacional. El sistema está hipersexualizado. ¿Pero cuándo te educaron? ¿Quién te enseñó? En ese sentido estamos para atrás", opina Rodríguez Baigorri. "Todos los problemas son psicológicos y orgánicos. La naturaleza privilegia la reproducción y por lo tanto lleva a un final rápido. Pero también provee al hombre de la masturbación, el mejor entrenamiento. Lamentablemente, el adolescente tropieza con la tradición judeocristiana de la culpa. A eso se suma la ansiedad y la falta de educación sexual", agrega Kusnetzoff.
Según los registros del Clínicas todos los pacientes que consultan están influidos, directa o indirectamente, por problemas de desempleo, inestabilidad laboral, estrés, ansiedad e inseguridades en los vínculos de la pareja. Y más del 70% se queja de la falta de deseo sexual.
Amado Bechara, jefe de Disfunciones Sexuales del Hospital Durand, avisa que "sólo el 15% o 20% de varones con dificultad sexual consultan. Es por ignorancia, por vergüenza que no lo hacen. Pero más allá de hacer la consulta, hay que tomar con la mayor naturalidad posible el hecho de que uno puede tener dificultad en una respuesta que no es voluntaria".
Los expertos piden calma, tranquilidad y aceptación. Si no, a leer al poeta romano Petronio, que ya en el siglo I entendía de lo que hablamos hoy: "Sepamos dominarlo, que el amor ha de ser más que el celo animal de un perro vagabundo".