Michael Lohan la acusó de drogadicta y salió a pedir ayuda para poder encarrilar a su hija estrella. Ella habló con su abogado para que su papá no se le acerque: teme que la secuestre
Lindsay Lohan se volvió a mostrar públicamente, después de la aparición que escandalizó a todos por su nuevo look. Esta vez, la actriz lució un vestido dorado y una cabellera más platinada que nunca, por lo que fue comparada con la diseñadora Donatella Versace, una de las auspiciantes del evento al que acudió Lindsay, según informa el Daily Mail.
En esta oportunidad, Lohan, de 23 años, se refirió a su mala relación con su padre, Michael Lohan, quien hace unos días la acusó de drogadicta y salió a pedir ayuda para poder encarrilar a su hija.
A partir de esas declaraciones, Lindsay decidió denunciar a su padre ante la Justicia para conseguir una orden de alejamiento. La actriz se enteró que su padre había dicho que era capaz de secuestrarla para lograr una mejoría en ella.
Según informa El Mundo, en las próximas 48 horas estarán listos los papeles que el abogado prepara para lograr una orden que mantenga alejado a Michael Lohan de su hija Lindsay.
"Esta semana voy a ver al juez. Si no puedo convertirme en su tutor, me la llevaré a un lugar que no voy a revelar y a dirigirla por el buen camino. Aunque sé que me van a acusar de secuestro", había dicho Michael, tras notar que los tres tratamientos de rehabilitación no pudieron alejar a Lindsay de su adicción a las drogas y al alcohol.